Buscando consolidar su plataforma profesional, el Festival de Biarritz presentó este año un espacio que se propone como un puente para la colaboración entre Latinoamérica y Francia, BAL-LAB (Biarritz Amérique Latine Lab). Con la coordinación de Lucero Garzón, este encuentro de coproducción acercó a productores franceses con cineastas latinoamericanos con proyectos en desarrollo.
El criterio de selección para participar del encuentro es -ante todo- contar con una película, largometraje o cortometraje, como parte de la programación del festival, y un proyecto en desarrollo. Este año se seleccionaron 14 proyectos para participar de los encuentros: “72” de José Luis Osorio (Colombia), “Ciudad abismo” de Eva Villaseñor (México), “Bosco, el sueño prestado” de Alicia Cano (Uruguay), “Chuqui 90” de Che Sandoval (Chile), “El referente” de Mauro Sarser y Marcela Matta (Uruguay), “El día de la bandera” de Alejandro Saevich (México), “Frozen Fruits” de Laura Huertas Millán (Colombia), “Gallo gallina” de Verónica Riedel (Guatemala/ Costa Rica), “Irmaos Karaiba” de Eduardo Morotó (Brasil), “Cuentos medievales” de Mariano Donoso (Argentina), “Portrait d’un homme invisible” de Flavia Castro (Brasil), “Oro puro” de Augusto Castillo (Colombia), “Quebrada Ignacia” de Alvaro Torres Crespo (Chile) y “La vida es nuestra” de José María Avilés (Ecuador/ Argentina).
Más de una docena de productores franceses y tres agentes de venta participaron en el encuentro. “Invitamos a productores franceses experimentados, con líneas editoriales diversas, unos más interesados en documentales y otros en ficción. Queríamos tener productores con experiencia de coproducción internacional, no necesariamente con América Latina. Y gente curiosa, interesada en la idea de trabajar con directores jóvenes. Este año decidimos también invitar a algunos agentes de venta cuyo line up incluya documental, ficción e incluso cortometrajes”, comenta Garzón junto a Antoine Sebire, delegado general del festival.
Durante los dos días que duró el BAL-LAB se organizaron más de cien reuniones entre productores y vendedores franceses con directores latinoamericanos. “Deseamos que BAL-LAB siga siendo un espacio que favorezca encuentros cualitativos, donde productores y directores tengan tiempo para conocerse mejor, hablar de los proyectos pero también de otras cosas. Crear sinergia. Estamos buscando la fórmula adecuada todavía, pero esta nos parece interesante”, comentan a modo de balance.
Mirando al futuro, se buscará dar acompañamiento a los proyectos o tal vez generar alianzas con otros espacios que compartan las mismas preocupaciones. Por lo pronto, continuando el interés por apoyar la producción y difusión del cine latinoamericano, se están “reforzando vínculos con exhibidores de cine de la región, los cuales fueron invitados a un día de visionado de películas de la selección, y más esfuerzos vendrán para desarrollar la presencia de cine latinoamericano en la pantalla grande a lo largo del año”.