La Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica - CAACI elaboró un informe sobre diversidad de géneros en el audiovisual iberoamericano que fue presentado el 19 de marzo en el marco del Festival de Cine de Cartagena.
Desarrollado a partir de información entregada por las diferentes autoridades cinematográficas a través de encuestas realizadas en 2021, el informe propone un diagnóstico del sector y un “Índice de diversidad con perspectiva de géneros en el audiovisual en Iberoamérica”. Esta herramienta se crea con el objetivo de “dar cuenta, de modo integrado, del estado de los países en relación a sus políticas y acciones orientadas al fomento del cine desde un enfoque de diversidad sexual y de géneros”. El informe se puede descargar en forma gratuita desde este enlace.
En base a dicho Índice, el reporte concluye que España y Argentina evidencian un avance mayor en cuanto al fomento del audiovisual con perspectivas de diversidad sexual y genérica, y por tanto son los dos países a tener como referencia en este sentido.
En términos de financiación, la publicación recoge que solo tres países cuentan con alguna reserva específica para el fomento del cine realizado o producido por mujeres y/o diversidades de género: Costa Rica, España y México. Por otro lado, ocho países afirman haber impulsado “líneas de fomento público con perspectiva de género y /o diversidades de sexo genérica” (Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Perú y Portugal), de los cuales cinco además dicen contar con otras medidas afirmativas destinadas a la promoción (Argentina, Colombia, España, México y Perú). El informe destaca que las medidas son exclusivamente destinadas a la promoción de la equidad mujer-hombre y no de la diversidad de sexo genérica.
Éste mismo obstáculo aparece en los registros, ya que sólo cinco países cuentan con un sistema de identificación por sexo (Honduras, Perú, México, Chile y Uruguay), y de ellos, sólo dos, México y Perú, incluyen la opción de autoidentificación por género.
Los protocolos para asegurar los espacios seguros de trabajo para mujeres y/o disidencias es otra de las herramientas fundamentales solicitadas históricamente desde los espacios que impulsan la equidad. Solo cinco países cuentan con este tipo de protocolos específicos para la producción audiovisual: Chile, Perú, Bolivia, México y Ecuador, y solo el chileno está aprobado por la autoridad competente de velar por estos asuntos. En ningún caso se trata de un instrumento de aplicación obligatoria, pero en el último año, “México, Colombia y Perú han implementado la obligatoriedad de desarrollar buenas prácticas en los proyectos que fomentan”, recoge la publicación.
El informe acerca, además, un análisis de agentes audiovisuales a partir de los registros de cada país y destaca que “es claro que aún existen diferencias en los tipos de oficio y participación en el sector audiovisual entre hombres y mujeres, aunque con diferencias significativas entre países”. Según los propios registros, México tiene una distribución equitativa (50%-50%), mientras que Ecuador y Perú tienen una amplia diferencia (70-30). Sin embargo, vale la pena subrayar que estos registros no toman en cuenta los roles ni cargos de cada agente dentro de la estructura audiovisual. En esta misma línea, la publicación analiza los puestos de trabajo ocupados en diferentes obras entre 2016 y 2018 en cinco países (Bolivia, Brasil, Costa Rica, México, Panamá y Perú) y destaca que la participación de mujeres en puestos de dirección o guion nunca superó el 25%. Se observa un leve aumento en el período analizado de unos cinco puntos porcentuales.
En términos de organizaciones, 12 países afirmaron que en su territorio existen “organizaciones, fundaciones o colectivos ciudadanos que se encargan del desarrollo de políticas o promoción del cine con perspectiva de géneros”: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Guatemala, México, Perú, y Uruguay. El informe recomienda “prestar mayor atención a este rol y fortalecer las plataformas de intercambio con estas organizaciones”.
En sus conclusiones, la publicación destaca tanto la ausencia de información de algunos países, que dificulta el análisis, como la falta de publicaciones, una herramienta fundamental para diagnosticar el contexto.