La producción hondureña reciente es una de las sorpresas de la sexta edición del Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC). En un año en que el país catracho ha estrenado 13 largometrajes nacionales, se presenta en la Competencia Centroamericana como el segundo territorio más representado con "Morazán" y "Olancho", dos filmes antagónicos entre sí y alejados de la comedia, el género que más se produce en Honduras.
“Morazán” es una película de época dirigida por Hispano Durón que recoge los últimos días del prócer hondureño Francisco Morazán, cuando muere en Costa Rica en su intento por refundar la República Federal Centroamericana y tras sufrir una rebelión instigada por los líderes conservadores de la Iglesia Católica y la oligarquía local. Protagonizada por el actor colombiano Óscar Valenzuela, el filme parte de los hechos históricos de 1842 para construir un drama de personaje. “El público hondureño ya conocía a Morazán y tenían una idea muy aferrada a un imaginario construido por la historia oficial, así que el desafío más grande fue tratar con ese personaje y destacar otros aspectos que usualmente no destacan, como su proyecto político o las razones por las cuales fue asesinado”, sostiene Durón en declaraciones a LatAm cinema.
Se trata de una producción impulsada por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y realizado por su unidad productora Fundaupn Films que se filmó durante 2 meses y contó con un presupuesto aproximado de 270 mil dólares, “se menciona como la película más costosa en Honduras”, explica Durón, quien debutó en 2002 con “Anita, la cazadora de insectos”
La película tuvo su estreno en salas hondureñas el pasado 14 de septiembre en cerca de 30 pantallas y reunió 51 mil espectadores, la cifra más alta del año para el cine nacional. "Morazán" también presume de otro reconocimiento: ser la primera película de la historia que ha representado a Honduras en la selección a los Premios Óscar en un año prolífico para el cine catracho."A pesar de que no tenemos una ley de cine, ni un instituto, ni escuelas de cine, este año en particular se estrenaron 13 largometrajes de ficción, y varias con éxito de público", señala Durón, quien afirma que en estos momentos se está discutiendo la futura Ley de Cine en la Asamblea.
El otro filme hondureño en competencia es el documental musical “Olancho”, otro género atípico en el cine nacional. Dirigido por los estadounidenses Chris Valdés y Ted Griswold con la producción asociada de la hondureña Tercer Piso, el filme acerca el universo del narcocorrido y la región de Olancho, una de las más violentas del país. El filme, que se estrenará en Honduras en marzo de 2018, está protagonizado por el cantante de narcocorrido Manuel Chirinos, vocalista de la popular banda Los Plebes de Olancho, quien debe migrar a Estados Unidos tras recibir amenazas por sus canciones.
Los directores conocieron Olancho mientas trabajan allí como profesores de inglés. “Cuando volvimos a Estados Unidos queríamos compartir la cultura de allá. Por causa de la violencia están subiendo los niveles de inmigración de Honduras, Guatemala y Nicaragua; interactuamos día a día con ellos pero no sabemos nada de sus países”, explica Griswold a LatAm cinema.“Éramos conscientes de que no éramos locales, pero queríamos ser fieles a la cultura y por eso no quisimos incluir narración o intervenir; pero a la vez somos muy conscientes de nuestra perspectiva como extranjeros, y creemos que esto también es interesante ya que los estadounidenses son los que consumen las drogas que se mueven ahí, así que somos parte de la historia”, sostiene el codirector.
"Olancho" ha sido el primer acercamiento al cine para los directores. “Aprendimos todo paso a paso, fuimos muy despacio, empezamos a principios de 2013 y trabajamos con gente con experiencia de la que aprendimos mucho”, afirma. En el equipo participó la montajista chilena Andrea Chignoli, a quien Griswold está muy agradecido. “Teníamos una idea cuando estábamos grabando, pero siempre estábamos como persiguiendo la historia, y creo que la mayor parte de la narrativa está hecha en la edición, Andrea nos enseñó a hacerla”, concluye.