Tras diez días de celebración, el pasado sábado 16 de diciembre se clausuró la sexta edición del CRFIC (Costa Rica Festival Internacional de Cine) en una ceremonia que tuvo lugar en el Cine Magaly de San José. La producción centroamericana fue la indiscutible estrella del certamen, que se postula como la principal plataforma para el cine de esta región.
“Medea”, ópera prima de Alexandra Latishev (Costa Rica/Chile), fue la gran vencedora en la Competencia Centroamericana, la principal categoría del festival. El jurado, integrado por Eduardo Guillot, Gustavo Fallas y Nina Rodríguez decidió entregarle los dos reconocimientos: Mejor Película Costarricense y Mejor Película Centroamericana. Por su parte, el documental guatemalteco “500 años” de Pamela Yates se alzó con el premio del público a mejor filme. Otros siete largos integraron la sección seleccionados entre un total de 34 que se postularon.
El cine centroamericano del futuro también fue premiado en la Sección de Industria, con un jurado integrado por la costarricense Paz Fábrega, el brasileño Sandro Fiorin y el mexicano-canadiense Christian Sida Valenzuela. En Cine en Construcción, espacio para películas en etapa de producción y postproducción, “El despertar de las hormigas” de Antonela Sudasassi (Costa Rica/España) recibió el estímulo de 3 millones de colones (en torno a 5.300 dólares) y el premio de traducción y subtitulado otorgado por la mexicana Say the SAME Subtitles. Por su parte, el largo de animación “El brujo” de Félix Guardia (Panamá) se alzó con el apoyo de 2,5 millones de colones (4.500 dólares) y el premio de postproducción completa de sonido otorgado por la chilena YAGán FILMS. Asimismo, “Apego” de Patricia Velásquez (Costa Rica/Chile) fue reconocido con el premio de elaboración de key art otorgado por la argentina Boogieman Media.
El proyecto ganador en el Foro de Proyectos, plataforma para filmes costarricenses en desarrollo, fue el docuficción “El hombre de piel manchada” de André Robert y producción de Gimena Cortés. El filme recibió el estímulo económico de 3 millones de colones y el pase directo para participar en Cinéma en Développement de Cinélatino-Recontres Toulouse.
En la Competencia de Cortometraje Nacional el palmarés estuvo repartido. “Umbral” de Francisco Montero fue galardonado como Mejor Corto Nacional, mientras que “El hilo” de Pietro Pulgarelli y Pablo Polanco recibió el Premio Especial del Jurado; y “La familia de la vejiga” de Juan Manuel Montero el del público. Por su parte, “Ocarina” de María Inés Pijuán fue el corto premiado por los internos de un centro de privación de libertad que también fue sede del certamen.
Por su parte, el jurado de la Competencia Internacional de Largometraje reconoció como Mejor Película a “Insyriated” del belga Philippe Van Leeuw, que también fue laureado con el premio del público; en tanto que el documental mexicano “La libertad del diablo” de Everardo González recibió el premio especial del jurado.
Raciel del Toro, director del festival, realizó un primer balance tras finalizar la clausura en declaraciones a LatAm cinema. “En esta edición lo que intentamos potenciar creo que lo logramos, que era sumar más públicos. En un país en el que 9 de cada 10 películas que se exhiben en salas comerciales son estadounidenses, yo creo que es una buena oportunidad tener 73 películas de 35 países habladas en 18 idiomas diferentes y que la gente empiece a descubrir otras cinematografías y otras maneras narrar”, señala, y agrega que el principal desafío para 2018 es “lograr tener un equipo sólido y continuado durante todo el año”.