Gastón Duprat, codirector de “Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo”

Luego de haber realizado lo que fue para muchos el mejor film argentino de 2010, “El hombre de al lado”, el tándem Mariano Cohn-Gastón Duprat regresa a la pantalla de su país con una película que le saca la ficha al argentino medio(cre): “Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo”. Basada en un cuento inédito de Alberto Laiseca, quien oficia de narrador, sigue el viaje de un hombre al que se le presenta una segunda oportunidad en la vida.

Ernestito (Emilio Disi) está sentado en un bar de mala muerte en ese pueblo que detesta, intentando ignorar a esa esposa que viene soportando desde hace años. En sus ojos sólo se lee cansancio, aburrimiento, rencor. De pronto un hombre con poderes extraordinarios le hace una oferta que no puede rechazar: un maletín repleto de dinero a cambio volver en el tiempo para revivir durante años una etapa de su vida, cualquiera que él elija, aunque en la realidad su ausencia será tan breve como el trayecto que le lleva ir hasta el quiosco con la excusa: Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo. Cohn-Duprat apuntan sus dardos irónicos a la sociedad argentina, poniendo de manifiesto esa arma de doble filo que es la viveza criolla.

“Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo” se basa en un cuento inédito, ¿cómo llegan a elegir ese material para convertirlo en una película?

Alberto Laiseca aparece contando ese cuento inédito en un film anterior nuestro, "Enciclopedia", un documental experimental del año 1996. Y a partir de ahí siempre quisimos filmarlo. Como es una narración muy compleja de trasladar al cine, recién ahora se dieron las cosas para hacerlo, más de 15 años después.

Tiene la particularidad de que el propio Laiseca oficia como narrador, ¿por qué esa elección?

Nos gusta mucho su manera de contar, por eso en su momento hicimos un programa de televisión focalizado en eso, "Cuentos de terror", por el canal I-Sat hace unos años. De todos modos, siempre quisimos hacer la experiencia en el cine, y con un cuento del propio autor, para retratar su cosmovisión, su ontología.

La película se adelantaba como una comedia de acción pero su trama no conduce a la risa sino más bien a reflexionar sobre las miserias humanas…

Es un relato que transcurre en países muy diversos como Argentina, Francia, Cuba o Marruecos, además sucede en muchas épocas distintas. Todo ese despliegue y fluidez están al servicio de contar aspectos muy densos de la conducta humana, y con los que todos -en mayor o menos medida-nos podemos sentir identificados.

¿Consideras a la película un espejo donde los argentinos pueden ver lo peor de sí mismos?

La película retrata la distancia que hay entre lo que la gente dice que es, a lo que es de verdad. Habla de la verdadera ideología de la gente a pesar de la ideología política que dice tener, a quién vota, si es de izquierda o derecha. Esa distancia entre lo que uno piensa que es, y lo que es de verdad, es tan concreta que hasta se podría medir.

El protagonista es Emilio Disi, quien hacía años que no trabaja en cine y en su larga carrera nunca había bordado un personaje como este. ¿Cómo pensaron en él para este rol?

Desde un primer momento pensamos en Emilio para ese rol, por el simple hecho que nos parecía un gran actor. Y lo demuestra en el film donde compone su personaje con complejidad, hondura, solidez y detalle. Emilio es un actor extraordinario. Y Darío Lopilato, que hace de Emilio joven, demuestra en el film que también es un actor extraordinario.

Tanto “El artista” como “El hombre de al lado” recibieron elogiosos comentarios, lo cual ha dejado el listón muy alto. ¿Hay algún tipo de presión al encarar un nuevo proyecto?

Siempre creímos en la posibilidad de hacer un cine popular y de calidad, conjunción que afortunadamente se dio en “El hombre de al lado”. Uno solo de los atributos -calidad o popularidad- no nos sirve, buscamos la combinación de ambos. Los artistas que más nos gustan tienen ese doble atributo: Charly García, Tarantino, Alberto Laiseca, George Lucas, Antonio Gasalla.

Las dos películas previas también consiguieron muy buena repercusión en el extranjero, ¿consideras que tal vez esta película sea menos accesible porque –pienso- está muy enraizada en la idiosincrasia argentina?

Nunca pensamos en eso al momento de generar el proyecto, de hecho en esta película tiene un rol muy importante Eusebio Poncela, y no es una coproducción con España, participa simplemente porque pensamos que es el mejor actor posible para ese papel. De todos modos, los temas humanos que toca la película trascienden nacionalidades.

Junto con Mariano Cohn conformas un tándem muy sólido. La historia del cine demuestra que las únicas parejas de directores que logran seguir adelante son las que tienen un vínculo fraterno. ¿Cuál es la clave del éxito de esta pareja?

Cada uno podría hacer películas por separado, en nuestro caso seguimos eligiendo el tándem porque nos divierte compartir los proyectos, somos amigos hace mucho, y pienso que la discusión que se propone beneficia a las películas. Andrés, mi hermano y guionista, también forma parte del equipo. La cosa grupal en este caso nos aporta.

Por último, si se te presentara –como al protagonista- la oportunidad de volver a alguna etapa de tu vida, ¿cuál elegirías y por qué?

Difícil. Seguramente no aceptaría la propuesta.

“La película retrata la distancia que hay entre lo que la gente dice que es, a lo que es de verdad”