• Cannes 2016: Isabel Penoni y Valentina Homem, directoras de “Abigail”, selección Quincena de Realizadores

  • Cannes 2016: Isabel Penoni y Valentina Homem, directoras de “Abigail”, selección Quincena de Realizadores

Cannes 2016: Isabel Penoni y Valentina Homem, directoras de “Abigail”, selección Quincena de Realizadores

“Abigail” es un documental sobre un personaje real, ¿cómo es abordado?

Isabel Penoni: Abigail está enfatizada en nuestra película por su ausencia. Lo que mostramos de este personaje son sólo huellas, restos, pedazos. La idea es que al seguir estas pistas, el público tenga una experiencia fragmentada de Abigail, imaginando el resto.

Valentina Homem: La construcción narrativa de la película fue pensada para que el público tuviera una experiencia similar a la nuestra, con Abigail, su casa y sus memorias. Decidimos renunciar a “informar sobre Abigail y su vida”, un procedimiento tantas veces ligado al documental. De este modo, nuestro abordaje busca ofrecer al espectador la posibilidad de conocer a Abigail no necesariamente -o exclusivamente- por lo que tiene de real, sino por lo que pueden percibir de lo misterioso, desconocido del personaje y aquello que no se revela explícitamente.

¿Por qué se interesaron particularmente por este personaje?

IP: Abigail es un personaje complejo, por establecer puentes entre diferentes perspectivas. Creo que lo que más nos ha interesado de Abigail fue su capacidad para moverse entre diferentes mundos, prácticas, puntos de vista. Más que eso, su capacidad para mezclarlos, de encontrar entre ellos conexiones insospechadas. El pueblo y la ciudad, el movimiento indígena y el candomblé, los espíritus del bosque y los orixás. Además, creo que el relativo anonimato que rodea al personaje era algo que también nos atrajo desde el principio. Abigail participó en el proceso de "pacificación" de una serie de grupos indígenas que vivieron aislados entre los años 40 y 50. Vivió ocho años entre los Xavante, pero si hay una línea sobre ella en los documentos oficiales es mucho, sólo aparece Francisco y Apoena Meireles, esposo e hijo, respectivamente. Por otro lado, la actuación de Abigail en el candomblé, al menos durante los casi diez años que convivimos con ella, se restringía a los límites de su casa, que ella decía estar construyendo para su santo, Obaluaê. En permanente construcción, la casa siempre estaba vacía, nunca vimos una visita, un hijo o un hermano de santo, nada. Sólo Abigail y la casa, donde ella esperaba un día dar una gran fiesta. En nuestra película tratamos de preservar el carácter oculto del personaje, que trabaja en torno a la tensión entre ocultar y mostrar.

VH: Lo que me fascinó de Abigail desde el primer momento fue la posibilidad de investigar lo “invisible”. Yo fui criada en un contexto ateo, materialista, anti-religioso. Cuando nueve años atrás, por invitación de Isabel, conocí a Abigail, buscaba caminos a través de los cuales pudiera explorar otras formas de pensar el mundo, de investigar mi propia espiritualidad, aunque no fuese plenamente consciente de ello en ese momento. Encontrar a Abigail en su casa laberíntica, escucharla hablar de lo invisible, de la naturaleza y sus misterios, fue una experiencia transformadora y fundamental en mi trayectoria, y ciertamente definió mi compromiso con el proyecto.

¿Sobre qué reflexiona el corto en relación a la memoria, la herencia y la identidad?

IP: Abigail es un film sobre la memoria. La memoria que guardamos de este personaje, de nuestro encuentro con ella y la experiencia en su casa. En ese sentido, podríamos decir que el film opera con cierta lógica propia del funcionamiento de la memoria, fragmentada, asociativa, donde nada se explica completamente y donde los flashes de recuerdos asocian -o se desdoblan- en otros, revelando marcas de una experiencia sensorial y afectiva con el personaje y su casa. Creo que la película es también una expresión de todo lo que nos dejó Abigail de herencia. En relación a la construcción de la identidad del personaje, el film hace un retrato multifacético e incompleto. O sea, nunca logramos ver todo, solo pequeñas partes. Y siempre hay un espacio vacío a ser completado por el espectador.

El film opera con cierta lógica propia del funcionamiento de la memoria, fragmentada, asociativa, donde nada se explica completamente y donde los flashes de recuerdos asocian -o se desdoblan- en otros.

Por las características de este cortometraje, ¿cómo asumieron la producción?

VH: Isabel y yo estamos trabajando en este proyecto hace más de ocho años. La producción enfrentó muchas barreras por nuestra dificultad de conseguir financiamiento. Ya en 2007 comenzamos a enviar el proyecto a concursos de fomento en Brasil, a muchos, y recién en 2014 fue contemplado por el concurso de cortometrajes de MINC. Fue un proceso difícil, muchas veces frustrante y desalentador, pero nunca dudamos de la potencia del proyecto, del personaje, de nuestro encuentro con ella, que fue lo que fundamentalmente dio origen al film. El proyecto también recibió el apoyo del concurso de finalización de Fundarpe. Con ese financiamiento, la producción tuvo un camino más fluido. Pudimos finalmente enfocar nuestro tiempo y energía en realizar el proyecto. Aún así, nos tomó 20 meses para su realización, un período relativamente largo para un corto. Eso se dio por razones personales, profesionales y obstáculos de orden logístico. Sin embargo, pienso que el tiempo tuvo un papel crucial para que la película madure.

¿Cómo fue el trabajo de co-dirección?

VH: Isabel y yo tenemos formaciones y experiencias artísticas bien diferentes y eso enriqueció mucho el proceso de creación y realización del corto. Para mí es claro el impacto de esas trayectorias diferenciadas en el resultado del film. Nuestro diálogo e intercambio fue bastante fluido y positivo. Enfrentamos las dificultades de la distancia geográfica, ya que durante la mayor parte del proceso de realización de la película y después de conseguir financiación, vivíamos en continentes diferentes. Entonces buena parte de nuestra comunicación y la toma de decisiones fueron hechas por medio de skype o teléfono.

Considerando que Isabel ya tiene experiencia en Cannes, donde participó previamente con “Porcos raivosos”, ¿cuáles son las expectativas?

IP: Para mí, volver a Cannes después de cuatro años con un nuevo film, evidentemente, es un gran logro. Me siento muy honrada y feliz con este debut. Esperamos que la gente disfrute de la película y tenga un largo camino.

VH: Confieso que todavía estoy intentando entender qué significa esta selección, tanto para mí como para la película. Sin duda es un honor tener esta gran oportunidad. Una cosa que me alegra especialmente es que ahora Abigail será conocida en el mundo. Ella siempre creyó mucho en el proyecto, fue nuestra aliada desde el primer momento. Es maravilloso que el fruto de ese encuentro tenga un reconocimiento tan especial e importante.