Adrián Solar, presidente de la FIPCA

¿Los Premios Platino son hoy tal como lo imaginaban en FIPCA cuando decidieron apoyarlos?

Sin duda que es mucho más de lo que había soñado y confiamos en que se mantengan. Nosotros pensábamos en organizar una fiesta anual para celebrar los logros de nuestro cine, convocando a nuestras estrellas, directores y productores, por eso a mí me asusta un poco la dimensión que han tomado. Son demasiado grandes, demasiado luminosos… pero por otra parte creo que nos hace muy bien que así sean porque nos dan más visibilidad y cobertura mediática. En esta edición se acreditaron 300 medios y la cobertura televisiva también fue muy importante, así que no necesariamente esperamos que tengan un crecimiento, pero sí que mantengan un nivel. Seguramente el próximo año vamos a agregar una o dos categorías de premios más. Este año agregamos, adicionalmente a las tres categorías técnicas que incorporamos el año pasado, una distinción que personalmente me parece muy importante: el Premio al Cine y Educación en Valores, que es un reconocimiento que nos abre otro mundo y nos da una perspectiva más latina, de cosas que nos interesan y que no se reflejan en otros cines. Creemos indispensable que el cine autoral y valórico se vea reflejado en los premios y no solamente el cine de industria.

Respecto a la reunión de FIPCA ¿cuáles han sido las principales conclusiones de este nuevo encuentro?

A nivel de Junta hemos ratificado la necesidad de darle más una presencia más mediática a la institución. Segundo: hemos hecho una evaluación positiva del crecimiento que hemos tenido durante los últimos cuatro años porque nos hemos involucrado en el Foro EGEDA-FIPCA y en los Premios Platino. También porque hay gobiernos e instituciones que han solicitado nuestro asesoramiento y porque hemos logramos generar más niveles de coproducciones. La FIPCA tiene un nivel de presencia institucional muy fuerte y ahora queremos tener una presencia mediática más importante. Fuera de eso, estamos logrando grandes avances en algo que nos había costado muchos años, que es tener un acercamiento para aunar criterios con el Programa Ibermedia en algunas políticas y para eso creamos en marzo de este año, en la reunión mantenida en Guadalajara, una comisión permanente de trabajo cuya primera sesión está programada para el Festival de San Sebastián. Queremos acercarnos más a la Conferencia de Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica (CACI) . Enfrentamos problemas graves en algunos países en los cuales tenemos que intervenir o dejar claridad, esto porque que por una parte los gobiernos promulgan leyes para facilitar la producción cinematográfica pero por otro lado hay otras iniciativas de los mismos gobiernos que publican otras leyes que las dificultan. Entonces, yo creo que hay que aunar criterios y que los institutos de cine, los Ministerios de Cultura y los ministerios que de una u otra forman apoyan el desarrollo de la industria audiovisual tienen que tener más voz y peso en todo lo que tenga que ver con el cine.

¿Se ha analizado la posibilidad de publicar un Libro Blanco latinoamericano para el sector?

Es difícil tener un Libro Blanco, pero sí debería ser un tema aspiracional. El problema es que en algunos países el cine depende solo de los Ministerios de Cultura, lo cual es un buen paso, pero para mí no es lo ideal porque se ve al cine como el hijo pobre de la cultura. En otros países se le da una perspectiva mucho más industrial, como Argentina o México. Entonces yo creo que tenemos que comenzar a involucrar a otros sectores de los gobiernos en la producción audiovisual o en el fomento al cine. Pero reitero que en algunos países lo que te dan por un lado, promulgando leyes que para fomentar la producción independiente, te lo quitan por otro, con leyes que te obliga a pagar grandes tarifas o regulaciones. El cine en cada país es distinto, pero sí hay que hacerle entender a la gente que no se puede promulgar ninguna ley que atente contra las coproducciones. Por ejemplo, si un país toma medidas proteccionistas para su cine obligando a que el noventa por ciento de los actores tengan que ser de ese país, se acaban las coproducciones…Muchas veces se hacen cosas con buenas intenciones que terminan destruyendo la capacidad de coproducción.