Adrián Solar e Ignacio Rey, presidente y vicepresidente de la FIPCA

Tras la reunión celebrada el pasado 16 de noviembre en Santo Domingo, el productor chileno Adrián Solar y el argentino Ignacio Rey han sido reelegidos como presidente y vicepresidente, respectivamente, de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA). Durante el próximo trienio lo acompañará una Junta directiva integrada también por el dominicano Luis Arambilet y el mexicano Gonzalo Elvira -que ocuparán la segunda y tercera vicepresidencia-, el español Ramón Colom como tesorero y el cubano Antonio López como secretario ejecutivo.

CEO de Ceneca Producciones, Solar es miembro de la Asociación de Productores de Cine y Televisión de Chile y su compañía ha estado detrás de películas como “La vida de los peces”,  “En la cama” y  “La memoria del agua” de Matías Bize, o “Carne de perro” de Fernando Guzzoni.

Por su parte, Rey es CEO de Sudestada Cine y Secretario de la CAIC (Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica). En los últimos años ha producido films como "La Salada" de Juan Martín Hsu y "Días de Vinilo" de Gabriel Nesci. También ha participado como coproductor en "Alias María" (Colombia-Argentina-Francia) de José Luis Rugeles, "Refugiado" de Diego Lerman, y las áun inéditas "La princesita" de Marialy Rivas y "Neruda" de Pablo Larraín, entre otros títulos.

LatAm cinema conversó con Solar y Rey para conocer los retos que enfrenta esta institución creada en 1997 y que reúne a productores de 17 países.

El desarrollo del sector se está dando en forma desigual en la región. Hay países con legislaciones y esquemas de apoyo a la cadena de producción avanzados mientras que otros están recién comenzando a debatir la implementación de una ley de cine.¿Cómo ven la situación actual del audiovisual en Iberoamérica?

Hay una cualidad en la situación del audiovisual iberoamericano y es que no para de crecer. Más allá del tamaño de cada país, de su población o del desarrollo de su industria, en todos los países latinoamericanos se está dando el auge de la producción audiovisual, algo que es imposible de detener hoy en día.

El caso colombiano es paradigmático, a poco más de una década desde la sanción de las leyes de apoyo a la cinematografía, hoy se están discutiendo nuevas medidas que amplifiquen los recursos ya que el universo de realizadores, productores, técnicos y proveedores ha crecido exponencialmente, así como lo ha hecho la calidad de su cinematografía, y las reglas de juego necesitan una adecuación para contemplar a muchos nuevos jugadores que han dejado atrás la etapa de la experimentación y realizan un cine de cada vez más alto nivel.

Panamá sancionó su Ley hace apenas cuatro años, pero el cambio de gobierno aminoró el desarrollo pujante con que crecía su cinematografía.

Argentina enfrenta el desafío de continuar con todas sus políticas audiovisuales frente un cambio de gobierno después de doce años.

Brasil acaba de crear un fondo especial para coproducciones minoritarias con el fin de profundizar el intercambio con las cinematografías de la región y ganar visibilidad en los festivales y en las pantallas latinoamericanas.

Costa Rica está luchando desde hace dos o tres años para sancionar una Ley. Lo mismo en el caso de Cuba, proceso que seguimos con mucha atención.

Los ejemplos podrían seguir país por país. Lo que vemos en estos ejemplos es que la labor de la FIPCA tiene que dar cuenta de los diversos escenarios y debemos estar preparados para apoyar los requerimientos de los productores en cada país, y también de aconsejar diferentes caminos a las autoridades teniendo en cuenta las particularidades de cada país.

A pesar de las diferencias ya marcadas, existen algunas medidas que se pueden trabajar en conjunto, entre las que podemos enumerar las siguientes: creación de sistemas de VOD y SVOD que puedan servir como la librearía de títulos de nuestros países, evitar que los filmes nacionales paguen el virtual print fee o VPF -entendiendo que debe ser en analizado cada país de manera diferente-, velar por la creación de sistemas de reciprocidad que permitan limar las asimetrías entre los países y que posibiliten flexibilizar cada vez más las coproducciones. También crear un protocolo de guarda de material digital, algo que urge ya que en los tres últimos años menos del 10% de las películas han tenido un negativo de 35mm como respaldo de guarda.

El programa Ibermedia debe tener una refundación y debería ampliarse inclusive para contemplar la producción de obras cinematográficas seriadas en capítulos producidas por productoras independientes.

¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta la nueva junta directiva de FIPCA para el período 2015-2018?

El más importante de los desafíos que enfrenta la nueva Junta directiva de FIPCA es recuperar la relación entre la institución y la Conferencia de Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica (CACI), relación que se fue deteriorando con el correr de los años y que es imprescindible para afrontar los desafíos que impone la actividad cinematográfica y audiovisual en Iberoamérica.

La lista de desafíos es amplia e incluye también revisar el Convenio de coproducción iberoamericano, revitalizar el Programa Ibermedia, crear nuevos mecanismos de coproducciones recíprocas, buscar nuevas formas de distribución de nuestras películas en toda Iberoamérica, seguir fortaleciendo al Foro EGEDA FIPCA del Audiovisual Iberoamericano, seguir construyendo los Premios Platino como la gran marca del cine iberoamericano, apoyar la sanción de leyes en los países de Centroamérica y el Caribe…

También queremos impulsar a mediano plazo la creación de una instancia complementaria a las ya existentes que faciliten las coproducción y en la que participen organismos, estatales y/o privados, que representen a sectores industriales de cada país.

Como institución promotora del Programa Ibermedia, ¿cómo ven la realidad de este programa? ¿Qué pasos se deberían dar para que Ibermedia siga creciendo y tenga una mayor incidencia en la producción de la región?

El programa Ibermedia debe tener una refundación. Ibermedia ha sido uno de los programas de apoyo a la cooperación cultural más exitosos del mundo. Ha posibilitado que en los últimos 18 años se realicen más de un centenar de películas, que se haya generado vínculos comerciales entre productores de todo Iberoamérica, que se haya dado un intercambio artístico y técnico sin precedentes, lo que ha posibilitado elevar el nivel de producción de las cinematografías incipientes. Ha ayudado a la formación de jóvenes, ha promovido el desarrollo de proyectos y la distribución de muchas obras.

Sin embargo, desde que los fondos que aportaba el gobierno español se vieron reducidos, el programa ha sufrido un recorte en sus fondos que al día de hoy no ha sido subsanado, y ha otorgado ayudas que muchas veces ha sido inferiores a los montos solicitados, lo que ha significado un problema para muchos productores.

Hoy el programa necesita una inyección de fondos, requiere que los países con cinematografías más desarrolladas entreguen al fondo más recursos de los que retiran para apoyar a las industrias más pequeñas.

El programa debería ampliarse inclusive para contemplar la producción de obras cinematográficas seriadas en capítulos, producidas por productoras independientes. También debería fortalecerse las ayudas a la distribución y lanzamiento.