• Carlos Moreno, director de “Que viva la música”

  • Carlos Moreno, director de “Que viva la música”

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Carlos Moreno, director de “Que viva la música”

“Yo no digo que no a nadie”, afirma como una declaración de principios María del Carmen Huerta, la rubia rubísima protagonista de “Que viva la música”, el nuevo largometraje de Carlos Moreno que se inspira -como bien gusta remarcar- en la emblemática novela de Andrés Caicedo. La sugestiva Paulina Dávila protagoniza este viaje musical y visual por esa Cali negra, donde una joven en busca de desclasamiento, cambia las fiestas y vida de los jóvenes acomodados, para entregarse al ritmo, color y estímulos de una ciudad negra que se define como la “sucursal del cielo”. “Que viva la música” es una nueva producción de Dynamo, estrenada el 29 de octubre en 32 ciudades de Colombia.

Esta es una película que surgió a partir del productor Rodrigo Guerrero de Dynamo. ¿Cómo llegas a involucrarte como director?

Fue por la complicidad que ya llevaba con Rodrigo Guerrero en un par de trabajos anteriores, especialmente en “Perro come perro”, donde Dynamo participó en la producción. A partir de la amistad y el conocimiento, me enteré del proyecto “Que viva la música”. Tuvimos un primer intento, pero en el segundo -dos años después- arrancamos con esto. Creo que entendía mucho sus intenciones de querer hacer esta producción; los objetivos que él pretendía como productor y el sueño de llevar esta novela al cine.

¿Qué te ilusionaba particularmente de llevar al cine la novela de Caicedo?

Es una novela muy compleja, muy importante, que contiene en su historia casi que una bomba atómica. Es un manifiesto rebelde, una posición frente a una sociedad que a mí me interesa particularmente porque es una sociedad en la que he crecido. Es una novela que en Cali hemos llegado todos de diferentes maneras. Habla de las calles que conocemos, de las calles que habíamos visto. Es una novela importante y casi un fetiche cinematográfico. Obviamente me ilusiona a mí como a muchos cineastas caleños.

Las adaptaciones cinematográficas inevitablemente caen en la comparación con el texto original. ¿Fue ese un temor al asumir este proyecto? ¿Qué características de la novela buscaste mantener y que otras agregar para diferenciarla como obra cinematográfica?

Tratándose de una novela tan importante, una obra de la magnitud de “Que viva la música”, era obvio que iba a tener encima el patrón para compararla con la novela original. Sabíamos que nos íbamos a aproximar a ese universo tan denso, íbamos a orbitar al lado de él, pero jamás íbamos a poder llegar a un núcleo tan vinculado a referentes artísticos, cinematográficos, literarios, visuales, personales, a un universo tan complejo. Esencialmente lo que pretendíamos era extractar ese manifiesto, esa historia principal de una chica que decide rebelarse, decide desclasarse, e iniciarse en el mundo de la fiesta. Ese eje central era el que pretendíamos contar. Obviamente, nuestra prosa iba a ser diferente y tenía otras estrategias, como hacer la película atemporal, fuera de un tiempo concreto. Yo creo que eso formó parte de las características. Desde lo musical lo logramos, mostrando la ruina de la ciudad. Porque la ciudad a la que se refiere hoy es una ciudad en ruinas. Desde que se escribió la novela ocurrió algo muy importante que fue una gran revolución social, que es el narcotráfico. Hoy día estamos en medio de esa ruina o tempestad y me parecía interesante mostrarla así.

Creo que hacer ese manifiesto hoy en Cali es igual de válido. Estamos en medio de ese cataclismo que ‘Que viva la música’ anunciaba

Justamente, la historia tiene casi cuarenta años, ¿cómo crees que esa radiografía de Cali impacta hoy? ¿Cómo la adaptaste a la actualidad?

En 40 años fue mucho lo que se transformó esta ciudad y era importante tenerlo en cuenta de una manera visual, sin que se mencionara específicamente. Sobre eso estaba sentada esa estrategia de que la película tuviera una atemporalidad, que fuera un universo que viajara permanentemente hacia al pasado y hacia el presente. Creo que hacer ese manifiesto hoy en Cali es igual de válido. De alguna manera, en Cali se han conservado las diferencias sociales. Sin duda que es diferente pero se conserva ese arribismo social y esa marginalidad, y la diferencia de la fiesta. Hoy una chica puede desclasarse de igual manera y hablar en contra de esa sociedad. No ha progresado para nada, sino todo lo contrario. Estamos en medio de ese cataclismo que “Que viva la música” anunciaba.

La música es parte fundamental de la trama de la película y sabemos que su inclusión tiene un gran costo monetario. En ese sentido, ¿tuviste limitaciones para escoger las canciones?

Sí. Nosotros tuvimos la pretensión de tener una o dos canciones de los Rolling Stones pero por presupuesto no fue posible. Nunca pudimos llegar a un acuerdo. Pero gracias a Lynn Fainchtein, que hizo la supervisión musical, encontramos alternativas o caminos musicales similares que acompañaron ese relato. Por el lado de la salsa, con la participación de Fanta Records como coproductor de la película, yo creo que al contrario tuve exceso de música. Tuvimos que concentrarnos muy bien en los temas musicales que había que escoger.

La película tuvo un largo proceso de posproducción, ¿a qué se debió?

Varias cosas. El más franco es que yo me involucré con un proyecto audiovisual y prácticamente la película entró en pausa. Los productores no tenían mucha prisa, entonces esperaron a que yo terminara el proyecto para televisión. El camino que se hizo con la edición realmente no tomó mucho tiempo. La propuesta del editor Luis Carballar fue muy clara pero compleja. Tomó un tiempo que considero normal. Pero desde que estuvo lista -hace un año- hasta su estreno, pasó también que no se encontraba espacio por la cantidad de estrenos nacionales.

¿Cómo consideras que esta película se relaciona con tus filmes anteriores?

Quizá el tema de la región es lo que más lo une. Las tres películas que he hecho antes tienen que ver con Cali, con el Valle del Cauca, hablan de esta región desde diferentes lugares, diferentes géneros. Probablemente se toquen en algunas cosas que ha veces ni yo mismo lo aprecio. De hecho me parece un reto que no necesariamente las películas tengan que ver mucho una con otras. Eso me parece interesante y trato de romper como esos vínculos. Trato de que cada proyecto sea diferente y que sea un reto de dirección diferente.