Cine Qua Non Lab: un laboratorio creado “por cineastas para cineastas”
Con sede en Morelia y Nueva York, el Laboratorio Cine Qua Non Lab (CQNL) se fundó en 2010 “por cineastas para cineastas” con el objetivo de apoyar los aspectos narrativos del cine independiente. Desde entonces, la iniciativa ha apoyado a más de 200 artistas de todo el mundo.
La lista de películas que pasaron por el laboratorio es larga e incluye títulos como “La jaula de oro” (España/México), “La casa más grande del mundo” (Guatemala), “La novia del desierto” (Argentina), “Desterro” (Brasil), “Las niñas” (España), “Canción sin nombre” (Perú), “La fortaleza” (Venezuela) y “Clara sola” (Suecia/Costa Rica). La organización destaca que, desde su creación, el laboratorio selecciona a sus participantes según un criterio estrictamente paritario: 50% mujeres y 50% hombres.
La propuesta general del laboratorio se estructura en dos programas: Taller de revisión de guion y Taller de líneas argumentales. El primero tiene una duración de 15 días y se desarrolla en formato residencia intensiva en un entorno natural en el Estado de Michoacán, al borde del lago de Pátzcuaro. Después de cada taller se realizan dos sesiones de manera virtual. Por su parte, el Taller de líneas argumentales se orienta a proyectos de largometraje de ficción desde la idea inicial hasta el tratamiento.
El comité de tutores está integrado por profesionales que deben cumplir con tres requisitos: pertenecer a la industria audiovisual, y tener formación académica y experiencia docente. En la lista destacan nombres como Paz Alicia Garciadiego, Christina Lazaridi, Ana Sanz-Magallón, Helena Medina, Christian Routh, Silvia Pasternac, David Muñoz o Simone Lin, entre otros. Asimismo, en cada edición del taller se invita a reconocidos profesionales a impartir charlas magistrales y realizar asesorías.
En esta década, Cine Qua Non Lab ha recibido apoyos de instituciones tanto nacionales como internacionales, incluyendo IMCINE, Programa Ibermedia, Tribeca Film Institute, Proimágenes Colombia, UnionDocs, la asociación estadounidense NALIP (The National Association of Latino Independent Producers) o la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán, entre otros. Asimismo, en 2020 y 2021 recibió la beca FilmCraft de La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense.
LatAm cinema conversó sobre Cine Qua Non Lab y el futuro de los laboratorios con uno de sus fundadores, Jesús Pimentel.
¿Qué perfil de proyectos le interesan a CQNL? ¿Cómo definirías la línea editorial del laboratorio?
En realidad, no tenemos línea editorial. Nuestra misión es apoyar a cineastas independientes de todo el mundo, facilitando un espacio seguro para que puedan contar la mejor versión posible de su historia. En este sentido, el único requisito es que las historias tengan una dimensión humanista, sin importar el género o la temática.
La propuesta se estructura en dos programas: Revisión de guion y Taller de líneas argumentales. ¿Cuál es la metodología pedagógica en cada programa?
Los programas de CQNL están diseñados para que los participantes trabajen en sus proyectos con otros cineastas internacionales, integren una comunidad de artistas con sensibilidades similares y accedan a la red de cineastas de nuestra organización. En nuestros programas, el foco de atención se pone en lo que sí funciona y en lo que no de las historias, se analiza el núcleo de estas y se ponen a prueba las decisiones tomadas por el guionista para saber si funcionan o no. El trabajo durante los talleres se organiza en sesiones grupales, sesiones individuales y tiempo de escritura.
Para seleccionar a los facilitadores tienen criterios muy concretos: cineastas con sólida formación académica y trayectoria docente. ¿Qué consideran que aportan estos perfiles?
Efectivamente, los facilitadores de nuestros talleres son profesionales con amplia experiencia en la academia, que además están vinculados con la industria audiovisual. Al reunir en un mismo espacio a participantes y mentores, les damos a nuestros participantes la oportunidad de vincularse con gente de industria y con potenciales fondos de producción de todo el mundo.
Además, los facilitadores son seleccionados con particular cuidado a partir de la curaduría de los proyectos y los candidatos a los talleres, de tal suerte que cada proyecto tenga la asesoría más adecuada posible para las necesidades específicas de cada guion.
En los últimos años hemos sido testigos de la importancia que se ha comenzado a dar al guion como elemento fundamental para la realización de proyectos, tanto comerciales como autorales.
A partir de los proyectos que se postulan y se seleccionan, ¿qué lectura haces del sector en estos 10 años?,¿cómo ha cambiado?, ¿qué tendencias observan en cuanto a las narrativas regionales?
La escritura de guiones es un animal vivo, no una ciencia exacta, y va evolucionando de acuerdo a las necesidades de la sociedad. En los últimos años, con la irrupción y prevalencia de las plataformas, hemos observado una demanda voraz de contenidos, lo que no siempre significa dedicar más recursos a crear historias con narrativas sólidas. Al mismo tiempo, hemos sido testigos de la importancia que se ha comenzado a dar al guion como elemento fundamental para la realización de proyectos, tanto comerciales como autorales.
Para nosotros es muy importante seguir apoyando a cineastas con un punto de vista que aporte y enriquezca la cinematografía de nuestra región. Lo que se nos presenta como un gran reto es que al interior de la industria se dé valor a la escritura de guion. Todavía es muy común ver presupuestos de cine comercial e independiente en los que el guion es muy castigado.
Debemos defender el trabajo de los guionistas como una pieza clave para la creación de contenidos sólidos, un trabajo que al final redundará en beneficio de todos los involucrados en la cadena de producción y también de las audiencias.
Desde su perspectiva, ¿cómo han cambiado los laboratorios en esta década?
Últimamente han surgido una gran cantidad de laboratorios. En parte, es una respuesta a una necesidad muy antigua de profesionalización de la industria audiovisual, particularmente en nuestra región, donde no siempre se tiene acceso a escuelas de guion.
También hemos observado que los talleres de todo el mundo han comenzado a implementar cuotas de género, dando a las mujeres espacios que históricamente se les habían negado o se había limitado su acceso. En CQNL, desde su creación, tuvimos como meta la inclusión de igual número de mujeres que de hombres a nuestros talleres, lo que ha enriquecido tremendamente las discusiones en nuestras sesiones de trabajo.
Otra de las cosas que hemos observado es que ahora la mayoría de los talleres tienen un carácter internacional, lo que aporta una gran riqueza de miradas a los procesos creativos de los participantes.
Cine Qua Non Lab tiene un buen posicionamiento internacional. ¿Podrías compartir algunas de sus estrategias de internacionalización?
CQNL nació como un taller internacional. Surgió de un grupo de cineastas de distintas nacionalidades que nos conocimos en la Universidad de Columbia en Nueva York. Como consecuencia natural, cuando se lanzó la primera convocatoria, uno de los criterios de selección que se establecieron fue la diversidad de los participantes. A partir de entonces nos hemos mantenido con la misma filosofía y hemos procurado que haya diversidad de voces en nuestros programas. Con el paso de los años se ha corrido la voz sobre el trabajo que hacemos en nuestros talleres y naturalmente las solicitudes que llegan provienen de muchos países, pues los integrantes de la familia CQNL se encuentran distribuidos por todo el mundo
Además, haber recibido dos años consecutivos la beca FilmCraft nos ha permitido fortalecernos y posicionarnos en la industria como uno de los talleres más importantes del mundo.
¿Qué ha supuesto, en términos concretos, la beca FilmCraft para el crecimiento del laboratorio?
Las becas FilmCraft son uno de los reconocimientos más importantes y exclusivos de la industria, ya que solo apoyan programas de formación de alta calidad dirigidos a cineastas emergentes de distintos orígenes. CQNL es la única organización fuera de Estados Unidos que ha recibido este reconocimiento dos años consecutivos, lo que ha contribuido a dar visibilidad al trabajo que realizamos en nuestra organización.
¿Qué consideran que puede aportar la asociatividad de los laboratorios en la región?
Para crear industria, es indispensable que establezcamos y fortalezcamos redes de colaboración a través de los laboratorios. Es particularmente importante el trabajo colaborativo en nuestra región ante el embate de las plataformas que dominan la producción audiovisual y que amenazan, por sus esquemas de producción, la creación autoral que con tanto esfuerzo se ha desarrollado en nuestros países. En nuestro caso, el foco de atención es el guion y hemos procurado contribuir a apoyar a cineastas independientes para hacer industria local. Así como nosotros apoyamos el guion, es importantísimo que sigan existiendo talleres enfocados en otras áreas de la producción y que mantengamos canales abiertos de comunicación y colaboración.