Fernando Martínez, director de Bolivia Lab

“¿Alguien va a querer venir a Bolivia a un espacio de formación así?”, fue la pregunta que surgió cuando nació la idea de crear el Bolivia Lab, el laboratorio de proyectos cinematográficos que ya se ha ganado a pulso y esfuerzo un lugar de destaque en el panorama latinoamericano. Ideado por Producen Bolivia, desde el día uno los objetivos se mantienen intactos: incentivar la coproducción entre los países de la región, impulsar proyectos de talentos emergentes, y dar herramientas y oportunidades a una producción nacional jaqueada por la desidia del Estado. Siendo un espacio dinámico que buscan atender las necesidades de la producción de la región, esta quinta versión que ya se encuentra en marcha presenta nuevos talleres de Producción Ejecutiva y Posproducción, que se unen al V Laboratorio y Clínica de Proyectos y el III Taller Internacional de Guión. Hablamos con Fernando Martínez, director de Bolivia Lab. Por Cynthia García Calvo

¿Cómo definirías en rasgos generales a Bolivia Lab? ¿Cuál es la dinámica de trabajo de este laboratorio?
Siempre es difícil y nos ha costado mucho explicar qué es el Bolivia Lab. No somos un festival, sino la fiesta de la formación de proyectos cinematográficos. Es un espacio de oportunidades. Lanzamos una convocatoria normalmente en enero. Este año hemos recibido, por ejemplo, un total de 68 proyectos para el Taller de Guión. Esto es algo que no esperábamos porque no estábamos viendo el impacto que tiene el Bolivia Lab. Nos llena de orgullo pero también de temor porque es difícil crecer en un país chico. En La Paz somos seis personas en la organización, llevando a cuarenta invitados. Los talleres tienen un grupo de tutores cada uno, pero también hay conversatorios con gente especializada en todas las áreas para que la experiencia sea más rica. Por ejemplo, en el Taller de Guión, en las mañanas hay una ponencia o charla magistral de uno de los guionistas sobre un tema que ellos eligen, y se abre un espacio de conversatorio con todos los guionistas. Y a la tarde se hacen las asesorías uno a uno. Ese es el esquema de todos los talleres.

¿Existen parámetros de selección de los proyectos que participan?
Los proyectos del V Laboratorio y Clínica de proyectos cinematográficos son elegidos por el instituto de cada país. Esto lo llevamos así desde el principio. Cuando nació la idea de hacer el Bolivia Lab, pensamos: “¿Alguien va a querer venir a Bolivia a un espacio de formación así?”. Entonces decidimos invitar a los institutos, y de pronto el laboratorio tomó una institucionalidad en América Latina muy interesante a partir de estos institutos. Todos ellos reciben los proyectos y seleccionan a los representantes de su país. El país invitado, que en este año es Ecuador, tiene dos proyectos para el Laboratorio. Para los otros talleres se hacen comités de selección en Bolivia, y siempre invitamos a cineastas de otros países.

Este año se ha elegido a Ecuador como país invitado, ¿qué los motivó a seleccionar particularmente a esta cinematografía?
En los últimos años, además de los países que tienen una tradición o un boom, como es el cine colombiano o chileno, saltan a la vista los resultados de dos países, Ecuador y Uruguay. Elegimos Ecuador porque tenemos también mucha relación; en los 70, Sanjinés filmó una película en Ecuador, Jorge Ruiz filmaba en Ecuador. Entonces había una relación directa con un país vecino, andino, casi hermano. Después que invitamos a Colombia, tuvimos un boom de proyectos colombianos en el Bolivia Lab. Entonces apostamos por Ecuador porque también creemos que son los primeros pasos a un proceso de coproducción; se trata de mirar a países similares, a gente que está en lo mismo, que estuvo en ciertas condiciones similares en las que hoy está Bolivia y que han sabido encontrar el norte.

Esta es la quinta edición de Bolivia Lab, ¿cómo fue repercutiendo este espacio de formación en lo que es la producción nacional?
Hay películas de otros países que después del Bolivia Lab esperaron de dos a tres años para realizarse. Las bolivianas han tenido más conflicto porque sinónimo de fondo hoy para Bolivia es el Programa Ibermedia. Todavía no hemos encontrado la solución interna a la reforma a la ley del cine. Hemos tratado con el Bolivia Lab de darle un espacio a un país que normalmente parece estar muy encerrado en sus propias fronteras. Para un proyecto boliviano es muy difícil salir de Bolivia. Bolivia es un país muy barato, entonces salir a un encuentro o festival es muy complicado. Así que lo que también buscamos es dar incentivos, y darle un espaldarazo para poder continuar porque el proceso es largo. El proceso es largo en Latinoamérica y en un país como Bolivia aún más. Hoy se está por rodar una película ganadora del primer Bolivia Lab; dos proyectos más han recibido fondos de Ibermedia, y otros que entraron como proyectos están comenzando a visibilizarse en espacios de mercados y encuentros de festivales. Y creo que la semillita ha sido Bolivia Lab.

Actualmente, ¿cuál es la producción anual de Bolivia? ¿Cómo analizas este momento?
Se producen cinco películas al año, pero solo una o dos salen a representar en el contexto internacional, y a veces ni eso. En Bolivia recién hace tres años tenemos el boom de las multisalas en la ciudad de La Paz, y esto llegó con el boom del digital. Estos dos elementos de forma conjunta han hecho que jóvenes que no tenían la opción de hacer y encontrar las rutas de la producción, vayan encontrando un norte. Pero es difícil. El Estado no nos apoya, la ley nos ha puesto una identificación a los cineastas de que solo queremos que nos financien. Se nos ha hecho muy difícil el camino para la producción. Pero hoy al menos tenemos la luz al final del túnel. Todavía falta recorrer una parte, pero ya se ve la luz al final del túnel.

Bolivia Lab, pese a ser un laboratorio, cuenta con exhibiciones de películas. ¿Esta es la forma de hacer participativo al público en un evento que tiene un perfil profesional?
Sí porque parecíamos un evento cerrado, con proyectos ya seleccionados. Entonces no puedes hablar de formación cuando no ves películas. Decidimos generar una muestra del país invitado, que este año tiene seis títulos, y una muestra de cine latinoamericano. Como tenemos gente de varios lugares, creemos importante también poder ver las películas que se producen en esos lugares.

“Con el Bolivia Lab intentamos darle un espacio a un país que parece estar muy encerrado en sus propias fronteras”.