Gabriela Sabaté, productora de "Matar un muerto"
Paraguay creó hace unas semanas el Instituto Nacional del Audiovisual Paraguayo (INAP), que en su primera etapa estará bajo la dirección ejecutiva de Christian Andrés Gayoso Rojas. Tras la aprobación de la ley de cine en 2019, la implementación del INAP sienta las bases del que será el fondo de fomento para la producción cinematográfica. En la última década, y a pesar de no contar con institucionalidad pública específica para su estímulo, Paraguay ha estrenado un puñado de películas que fueron reconocidas en todo el mundo, como “Hamaca paraguaya”, “Cuchillo de palo”, “Las herederas”, “7 cajas” o la más reciente “Apenas el sol”.
Entre los nombres propios más reconocidos del cine paraguayo destacan Paz Encina, Arami Ullón, Pablo Lamar, Hugo Giménez, Tana Schembori o Marcelo Martinessi. Sin embargo, también ha habido otros nombres, quizá menos conocidos, que han sido clave para prender los motores del cine paraguayo. Uno de ellos es el de la productora Gabriela Sabaté, que trabaja en el impulso del cine paraguayo desde 2009 en su compañía Sabaté Films, a menudo con esquemas de coproducción que han viabilizado películas ante la insuficiencia de fondos de fomento en el país.
En su filmografía figuran títulos como “La última tierra” de Pablo Lamar, en la que participa como productora asociada; “Hamaca paraguaya” de Paz Encina, “Las acacias” de Pablo Giorgelli o “El niño pez” de Lucía Puenzo, donde trabajó como jefa de producción en Paraguay; “Los buscadores”, donde se desempeñó como directora de producción o “Matar a un muerto” de Hugo Giménez, de la que es productora ejecutiva.
LatAm cinema dialogó con Gabriela Sabaté sobre sus próximos proyectos, y sus reflexiones y perspectivas ante esta nueva etapa del cine paraguayo.
¿Cómo fue el desarrollo de “Matar a un muerto", tu producción más reciente?, ¿dónde se puede ver o ha podido verse?
En la etapa de desarrollo, el filme fue seleccionado en diversos laboratorios que fueron fundamentales para cerrar su coproducción y financiación. El proyecto participó en BrLab de São Paulo, un laboratorio de desarrollo de proyectos para directores y productores. También fue seleccionado en Los Residentes, un taller para guionistas celebrado en Paraguay, y en Puentes, un programa de formación para productores de Europa y América Latina organizado por EAVE. Todos estas instancias fueron sumamente enriquecedoras y nos permitieron fortalecer y darle visibilidad al proyecto; y también nos permitieron encontrar a nuestros coproductores en Francia y Alemania, y reflexionar sobre temas claves como la financiación o la distribución. "Matar a un muerto" es una coproducción entre mi productora junto a Zona Audiovisual (Argentina), la francesa Altamar Films y la alemana Pandora Filmproduktion y, además del apoyo del Programa Ibermedia y del paraguayo SNC, contó con apoyo financiero de tres de los fondos más importantes para la financiación de cine latinoamericano: el francés Aide aux Cinémas du Monde, el alemán World Cinema Fund y el holandés Hubert Bals Fund.
La película fue estrenada en festivales de Canadá, España, Brasil y Uruguay, y en salas de cine de Argentina y Paraguay. Lamentablemente, la crisis sanitaria frenó abruptamente el recorrido que estaba teniendo la película en el circuito de exhibición: en nuestro país fue estrenada el 5 de marzo y lideró la taquilla nacional hasta que se cerraron las salas por la pandemia. Actualmente, la película está disponible para toda Iberoamérica en las plataformas de streaming Kili.video y mowies.com.
En relación a la pregunta anterior y a partir de la experiencia de “Matar a un muerto”, ¿podrías compartir tus reflexiones en relación al circuito de festivales y las ventas de exhibición en este momento de incertidumbre?
Hasta que la situación sanitaria se regularice a nivel mundial, la modalidad on line es una alternativa para la realización de festivales. Claro que en ningún caso es un reemplazo, solo una alternativa, considerando que el cine es una actividad colectiva desde su realización y la experiencia de estar presente en un festival, con una sala llena sintiendo a la gente, no es reemplazable, al menos para mí.
Pero también creo que, después de la pandemia, una vez que las películas de productoras independientes culminen su circuito de festivales y de estrenos en distintos territorios en salas de cine tendrán la oportunidad de llegar a más personas, de tener una vida más larga, ya sea a través de las grandes plataformas conocidas, o de nuevas y más pequeñas que han ido apareciendo en muchos países.
¿Y cuáles dirías que son los desafíos?
Creo que el desafío es siempre ser fiel a lo que uno desea hacer, saber qué tipo de proyecto tenemos y adónde queremos llegar con él. Si estamos produciendo una ópera prima, lo mejor sería hacer un circuito de festivales importantes, que den visibilidad al director, y así generar valor para la película y jerarquizar al director. Pienso también que que los productores tenemos que poder identificar las oportunidades que se abren con las nuevas plataformas. En mi caso, no me gusta estar encasillada, por ejemplo, producir una serie es algo que no descarto a mediano plazo.
El cine paraguayo está atravesando un momento de efervescencia. Por un lado, los directores de trayectoria están haciendo sus segundos y terceros largometrajes y, por el otro, están apareciendo, no solamente nuevos directores y directoras, sino también toda una nueva generación de técnicos que están a la altura de los desafíos que se vienen.
Comentas que uno de los desafíos es identificar las oportunidades que se abren con las plataformas, ¿cuáles crees que son las oportunidades para las producciones paraguayas en este momento?
Creo que el camino para los productores paraguayos que queramos, por ejemplo, hacer una serie, sería, por un lado, asociarnos con productoras de la región que ya estén trabajando con las grandes plataformas y, por el otro, participar en espacios como Iberseries, donde tendríamos la posibilidad de presentar contenidos que se estén desarrollándose en Paraguay.
¿En qué proyectos estás trabajando en este momento?
En la actualidad estoy trabajando en el proyecto “Remanso”, el segundo largometraje del director paraguayo Pablo Lamar, y en la etapa final de la película “Eami” de Paz Encina. También estoy en el desarrollo de “Alas de Gloria”, un largometraje de animación.
Por otro lado, estoy como productora ejecutiva en “Tiempo de Mandarinas”, escrita por Álvaro Martínez y Ramiro Gómez, ambos paraguayos, y en dos coproducciones como productora minoritaria con Argentina: una, que ya está por rodarse, “Una sola primavera”, tiene como protagonistas a dos actrices paraguayas, María José Cabrera y Salma Vera, y cuenta con la participación de Ever Enciso y Miguel Romero; está producida por la Productora de la Tierra y dirigida por Joaquín Pedretti. La otra, en desarrollo, es una coproducción junto a Juan Pablo Miller: “Hijo mayor” de la directora Cecilia Kang y producida por Tarea Fina.
Tu experiencia como productora se ha construido muy cerca de la coproducción. ¿Cómo valoras las coproducciones? ¿Cómo ves la coproducción en este momento?
Las coproducciones fueron indiscutiblemente un camino para el desarrollo del cine en Paraguay: películas que han tenido gran repercusión a nivel internacional se han producido en esta modalidad. El ingreso de Paraguay, hace unos años, al programa Ibermedia, cuya base es la coproducción, junto con la creación de un Fondo de Contrapartida por parte de la Secretaría de Cultura, también permitió que aumentara la cantidad de películas paraguayas realizadas por año. La coproducción nos da la oportunidad, no solo de financiar un proyecto, sino de aprender y de intercambiar recursos artísticos y técnicos, y también hace posible que nuestras películas puedan ser estrenadas en los países coproductores.
En relación al momento en el que está la coproducción, la pandemia golpeó enormemente al cine en todos los niveles. Para las productoras independientes, me parece que, más que nunca, la coproducción será una forma de sacar los proyectos adelante.
Paraguay está estrenando Ley de Cine y autoridad cinematográfica, ¿en qué momento dirías que se encuentra la cinematografía paraguaya?
El cine paraguayo está en un punto de giro: tener un instituto marca un antes y un después para cualquier país. Si tuviera que definir el momento sería de efervescencia. Por un lado, los directores paraguayos de trayectoria están haciendo sus segundos y terceros largometrajes y, por el otro, están apareciendo, no solamente nuevos directores y directoras, sino también toda una nueva generación de técnicos que están a la altura de los desafíos que se vienen.
¿Cuáles son los principales retos para la producción de cine paraguayo en este momento?
Con el INAP (Instituto Nacional del Audiovisual paraguayo) ya establecido y el Director ejecutivo ya en funciones, el desafío es trabajar desde las organizaciones civiles en conjunto con las instituciones públicas, colaborando en la construcción de políticas públicas sólidas para el desarrollo de un cine diverso, de alcance nacional y con proyección internacional.