José Luis Rebordinos, director del Festival de Cine de San Sebastián
La experiencia acumulada de José Luis Rebordinos al frente de festivales alcanza el medio siglo. Desde 2011 es director del Festival de San Sebastián, y anteriormente estuvo a cargo de otras citas cinematográficas de referencia de la ciudad vasca: durante 21 años dirigió la Semana de Cine Fantástico y de Terror y durante ocho fue el director del Festival de Cine y Derechos Humanos. Antes de asumir la dirección del certamen donostiarra más internacional, participó en su Comité de Dirección durante 15 años. Licenciado en Pedagogía Especial, es coautor de varios libros sobre el cine vasco y asiático y ha sido jurado de varios festivales y fondos cinematográficos,así como seleccionador del espacio de industria Blood Window desde sus inicios.
La particularidad de esta 68ª edición no solo está atravesada por la pandemia, sino también por el cambio estructural planteado a principios de este año, respondiendo a la idea de festivales como entes dinámicos. Su configuración quedó conformada en tres áreas: programación de filmes, promoción de películas y proyectos en desarrollo (Films-to-Be) y un espacio para la reflexión en torno al cine en lo industrial, creativo y formativo en conjunto con Tabakalera y la Filmoteca Vasca en la Elías Querejeta Zine Eskola (Pensamiento y debate). Conversamos con José Luis Rebordinos en torno a esta edición especial y el futuro de los festivales.
¿Qué iniciativas están organizando desde el certamen para enfrentar los efectos de la pandemia y favorecer el encuentro entre el cine, el público y las y los profesionales en esta versión?
En nuestro caso, el Festival va a ser presencial, aunque sea con restricciones de aforo y fuertes medidas de seguridad. Va a seguir siendo un lugar de encuentro entre el cine, el público y las y los profesionales. Las actividades de industria, sin embargo, serán presenciales y online a un mismo tiempo. Vamos a trabajar más que ningún otro año con las redes sociales para que lo que ocurra en el festival pueda llegar a todo el mundo.
Y más allá de la pandemia, ¿cuáles son los principales desafíos para el equipo del festival en esta edición?
El mayor desafío es conseguir hacer un festival presencial y seguro. Y que aquellos equipos de las películas que no puedan acompañarnos físicamente, lo hagan de manera virtual.
¿Qué puedes compartir sobre la selección de cine latinoamericano que se presentará en el Festival?
Es difícil juzgar la programación de cine latinoamericano de este año. Hemos visto muchísimas menos películas que otros años y, por eso, el número de películas seleccionadas es menor. Creo que tanto formalmente, como a nivel de contenido, hay propuestas muy diferentes y creo que el nivel medio es de gran calidad.
Es importante que los festivales trabajemos conjuntamente pensando en qué es lo mejor para las películas
En relación a la reestructura que anunciaron este año, no sé si todavía es muy pronto para compartir algún balance o evaluación. Sin embargo, sería interesante entender algunos de los razonamientos para llegar a esta nueva estructura, en apariencia más dinámica y auto-reflexiva. ¿Nos podrás dar algún detalle?
Este no es un buen año para juzgar la reestructuración que hemos hecho en el Festival, pero servirá para ver ya con más claridad las propuestas que estamos haciendo relacionadas con el Pensamiento, la Reflexión y el Debate Cinematográfico.
Particularmente en lo referido al WIP Latam. ¿Qué novedades encontrarán las películas seleccionadas en este nuevo formato en relación a Cine en Construcción?
El formato de WIP Latam es exactamente el mismo que cuando lo compartíamos con el Festival de Toulouse bajo la denominación de Cine en Construcción. Lo único que ahora cambia es que las seis películas son seleccionadas únicamente por el Comité de Selección del Festival de San Sebastián y no conjuntamente con el de Toulouse. Además, este año se otorgará el Premio Platino Industria, patrocinado por la Sociedad de Servicios para los Productores Audiovisuales EGEDA, que conllevará un premio en metálico de 30.000 euros.
Desde el Festival de San Sebastián ya colaboraban con Toronto y este año trabajaron con We Are One y con el Festival de Zúrich. ¿Qué lectura haces, a corto o medio plazo, de la colaboración entre festivales?
Nosotros siempre hemos intentado colaborar con diferentes festivales y lo hacemos de manera especial con Ventana Sur en Buenos Aires y con el Festival de Zúrich, pero hemos mantenido otras colaboraciones con festivales como Berlín, Cannes, Toronto o Guadalajara. Creo que es importante que los festivales trabajemos conjuntamente pensando en qué es lo mejor para las películas.
¿En qué medida ha impactado en los festivales del último trimestre del año el hecho de que el Festival de Cannes no se haya celebrado?
Que no se haya celebrado el Festival de Cannes significa que no se haya celebrado el festival competitivo más importante del mundo. Esto tiene dos aspectos negativos muy importantes: por un lado, el industrial, y, por otro, el relacionado con la labor que hace Cannes como prescriptor de algunas de las películas más importantes del año. Sirva como ejemplo “Parásitos” de Bong Joon-ho y lo que supuso para esta película ser la Palma de Oro. También ha significado que muchas películas que estaban en la selección de Cannes se hayan quedado sin estrenar. Nosotros vamos a recoger en nuestra programación, tanto en la Sección Oficial como en otras secciones, un buen número de películas que tienen el label Cannes 2020.
¿Cuál entiendes que será el futuro cercano para el ecosistema de los festivales?
Los festivales tendremos que evolucionar, pero ya era así hubiera covid-19 o no lo hubiera. Tal vez ahora se estén tomando, desde mi punto de vista, decisiones demasiado apresuradas. Creo que los festivales que apostamos por ediciones presenciales tenemos que evolucionar, pero tenemos que seguir defendiendo que el lugar idóneo para que se vea el cine de calidad sigue siendo una sala de cine.