• Agencias de ventas: Kino Rebelde, de la periferia al mundo  

    María Vera (Foto: Gonçalo Castelo Soares).

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    “Mar concreto” de Julia Naidin.

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    “Playback. Ensayo de una despedida” de Agustina Comedi.

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    Niña mamá” de Andrea Testa.

Agencias de ventas: Kino Rebelde, de la periferia al mundo  

Creada a principios de 2017 en Madrid por la argentina María Vera, Kino Rebelde es una agencia boutique y distribuidora dedicada al cine de no-ficción y a las narrativas híbridas y experimentales. Con una trayectoria como curadora y productora de contenidos sociopolíticos, y tras haber vivido en Lisboa, Belgrado y Hanoi, Vera define a Kino Rebelde como un proyecto nómada. 

Es quizás ese espíritu nómade el que mejor define el catálogo de Kino Rebelde: una apuesta al riesgo y a lo periférico que mantiene latente la pregunta del poder de la representación. “No puedo definir mi línea editorial en términos comerciales. Arriesgo de forma muy personal a un cine que me cuestione”, declara Vera. Kino Rebelde trabaja con largos y cortos tanto regionales como internacionales. En su catálogo se incluyen títulos que han tenido un interesante recorrido internacional, como las argentinas “El silencio es un cuerpo que cae” y “Playback. Ensayo de una despedida” de Agustina Comedi, “Niña mamá” de Andrea Testa, la chileno-colombiana “Lemebel” de Joanna Reposi y la brasileña “Um Filme de Verão” de Jo Sefarty, entre otros.

En su line-up más reciente destacan los largos argentinos “Cuando el Olimpo choca con la Pampa” de Sol Miraglia y Hugo Manso, que se estrenará en BAFICI en los próximos días, y el próximo trabajo de Alejandro Fernández Mouján, “(...) El mismo río” (Argentina). En las novedades de cortos regionales aparecen “Mar concreto” de Julia Naidin (Brasil), “Café de Kinema” de Sol Miraglia (Argentina/Japón), que también estrena en BAFICI, y las dos primeras entregas de la serie realizada en 16 mm “Notas. Encantaciones” de la cineasta ecuatoriana Alexandra Cuesta. Su apuesta para 2021 también abarca la filmografía completa de la cineasta experimental estadounidense Lynne Sachs.

En un momento regido por la incertidumbre, LatAm cinema conversa con María Vera sobre su manera de entender la distribución, las ventas y el cine. 

¿Cómo describirías la línea editorial de Kino Rebelde? 

Llevo pocos títulos por año y eso me permite tener conexión con las decisiones formales, la propuesta estética, el contenido y la potencia de las historias. Sentir empatía es vital. Me movilizan la política, la memoria, los deseos, las identidades, los vínculos, las resistencias y la trasgresión. En cuanto a la forma, valoro la experimentación y también el cine directo. Hay un poco de todo eso en lo que me interesa promover, y son todas cuestiones que disfruto como cinéfila. No puedo definir mi línea editorial en términos comerciales. Arriesgo de forma muy personal a un cine que me cuestione. Me identifican historias quizás más periféricas, nacidas en latitudes no hegemónicas.

¿Con cuántos títulos trabaja Kino Rebelde por año?

Eso fue variando en estos cuatro años, pero tengo claro que el número de títulos ideal no superaría nunca los cinco largometrajes y cinco cortometrajes por año. Durante 2020, por el impacto de la pandemia, decidí poner toda mi energía en las películas que ya se habían estrenado de forma física y adaptar las estrategias a la nueva realidad. Luego me enfoqué en buscar títulos para 2021, así fue como sumé la filmografía completa de la realizadora experimental Lynne Sachs a mi catálogo, un desafío que como cuerpo de obra implica distintas alternativas de exhibición y que me interesa mucho explorar. Tomar pocos proyectos por año es lo que me permite dedicarme a cada uno como me gusta, hacer un trabajo cercano y casi artesanal en cada estrategia.   

¿Cuál es la mejor etapa para presentarte un proyecto o película?         

Existe una gran diferencia entre entrar en etapa de rough cut o luego del estreno, y tomar proyectos con meses de circuito. Siento una gran ventaja al poder establecer un vínculo con lxs realizadorxs en instancias previas, proponer una estrategia desde cero y entrar también con una energía que hace falta y ordena. Hay mucho cansancio en el cierre de las películas y es cuando la película más nos necesita. Cada año participo también de muchos espacios de industria donde hay proyectos en desarrollo, producción o WIP, y allí descubro filmes a los que sigo de cerca. En festivales doy especial atención a secciones específicas y muchas veces a las competencias nacionales.

¿Cuáles son las claves para trabajar con Kino Rebelde con un proyecto en etapa de desarrollo? ¿Y para la distribución?

Si bien apoyo trabajos en desarrollo, soy consciente, al menos en documental, de que hasta que no hay un rough cut, la base es casi una hipótesis. Yo arriesgo y sigo de cerca cada etapa, asesoro, acompaño, y es quizás durante el montaje que el trabajo conjunto se resignifica. 

En cuanto a la distribución, por como me involucro con las películas, no me considero la típica agente comercial. Trabajo con cine independiente, de autor o experimental y, a mi forma de ver, existe una fuerte necesidad de instalar ese tipo de cine internacionalmente, posicionarlo en festivales, espacios y mercados afines. También me interesa el circuito de exhibición alternativo, es un camino que contrasta con el mainstream o el documental de impacto, algo con lo que no me identifico.

Yo veo una labor muy creativa y una actitud de resistencia en el acto de promocionar y defender al cine independiente. A veces me gustaría contagiar eso. Se cuente o no con un distribuidor, lo importante es pensar estrategias

Yo veo una labor muy creativa y una actitud de resistencia en el acto de promocionar y defender al cine independiente. A veces me gustaría contagiar eso. Se cuente o no con un distribuidor, lo importante es pensar estrategias. 

¿En qué mercados participas con el objetivo de buscar proyectos y películas?

En Latinoamérica, DocMontevideo y DocsSP me parecen espacios muy poderosos donde encontré mucha diversidad y calidad. En el ámbito europeo, hay mercados específicos para cine iberoamericano, internacional o dedicados a una región como Arché en Nebulae (Doclisboa), MeetMarket (Sheffield Doc/Fest), VdR-Industry (Visions Du Réel), FIDLab (FidMarseille), DOK Film Market (DOK Leipzig), La Fabrique Cinéma, Agora Doc Market (Thessaloniki DF), DokTank (Sibiu IFF), DOCU Rough Cut Boutique + Docu Talents from the East (Sarajevo FF) y Beldocs Industry, entre otros. En Asia destaco Docs by The Sea (Indonesia) y DMZ IDFF (Corea del Sur).

Desde tu perspectiva como distribuidora latinoamericana en Europa, ¿Cómo está el mercado europeo para el cine latinoamericano actualmente? 

En la 70.° edición de Berlinale, la programación quedó reducida a la mitad. En 2020 mostró 19 películas brasileñas y en 2021 sólo 4. En esa línea, muchos otros festivales se han visto obligados a reducir sus programas, a lo que se suma el freno de producciones y la crisis general del sector. Posiblemente en 2022 se produzca una explosión de películas en el mercado.

Asimismo, el cine chileno, argentino, colombiano y muchas sorpresas de Centroamérica o países como Bolivia y Perú ha destacado por su calidad y ha sabido hacerse un lugar en los últimos años.

¿Qué análisis hacés del cambio de paradigma que se vivió en 2020?

Creo que lo más explícito ha sido confirmar cuánto precisamos de los espacios, la audiencia y el trabajo colectivo de forma física. Hay una industria y unos ecosistemas dañados, pero también siento que existe una fuerte resistencia al cambio. El auge de la virtualidad (para todo), con sus pros y sus contras, nos obligan a pensar hasta donde debería llegar el alcance de la hibridación.

Por un lado veo una sobreoferta de plataformas, contenidos y festivales online, pero también existen grandes desigualdades en torno a la accesibilidad a propuestas culturales online, desde falta de conectividad hasta ausencia del closed caption.

A su vez, las grandes plataformas de streaming y su negocio depredador dejaron a la vista la ausencia de regulación, y  los reclamos de las industrias cinematográficas locales empiezan a hacerse oír. En términos concretos, es irrefutable que la gente extraña y necesita los espacios de encuentros, de identidad y construcción cultural y política. Pienso que recuperar las salas será devolver el cine a donde pertenece.

¿Cuáles son, para vos, los principales desafíos para el cine latinoamericano en este momento?

A las batallas que ya teníamos se le sumó una pandemia, un freno sin anestesia que si afectó a las industrias establecidas, a las emergentes las asfixió. Las grandes producciones de ficción han tenido grandes pérdidas, ni que hablar de la realidad del documental.

Los países latinoamericanos enfrentan una catástrofe sanitaria y educativa, y las altas tasas de desempleo han impactado con fuerza en el cine y la cultura. Creo vital que los Estados reconozcan la crisis del sector y a sus trabajadorxs, en su mayoría freelancers, y a muchas mujeres que realizan tareas de cuidado. La incertidumbre es muy grande, pero para mi el rol del Estado es primordial.

De cualquier manera, la calidad del cine latinoamericano es muy alta. Las crisis siempre han dado películas increíbles, audaces y necesarias, y no creo que esta vez vaya a ser la excepción.

Entrevista recibida por correo electrónico en marzo del 2021