“La mentirita blanca”, un proyecto universitario con vuelo internacional
Un fracasado periodista decide empezar a crear e inventar noticias debido a la falta de acontecimientos en su pequeño pueblo. La mentira y la fama crecen, los dilemas éticos se manifiestan y los problemas en tono de comedia algo oscura se acumulan en el debut cinematográfico de Tomás Alzamora. “La mentirita blanca”, producida por la chilena Equeco, tuvo su estreno mundial en marzo en el Festival de Cine de Miami, evento en el cual se alzó con el premio Jordan Ressler al mejor guion. El primero de junio tuvo su estreno nacional en numerosas salas de Chile con distribución de Storyboard Media, y en los últimos días se cerró un acuerdo con Sony Pictures Television, que adquirió los derechos de distribución en televisión e internet para los países hispanohablantes de Latinoamérica y el Caribe. LatAm cinema dialogó con el director de la película (TA), su productor Pablo Calisto (PC) y el actor Rodrigo Salinas (RS), protagonista del filme junto a la actriz Catalina Saavedra.
“La mentirita blanca” es la primer película tanto para su director como para su productor ¿Cómo fue pasar de ser estudiantes de cine a ser realizadores y cómo lograron llevar adelante este proyecto?
PC: Hubo un momento clave que fue cuando nosotros estábamos desarrollando esta película en la universidad y le vimos un potencial mayor al que suele tener una pieza de egreso universitario. Allí decidimos escribir el guion y hacer un teaser. Ese teaser y la presencia de Rodrigo fueron claves a nivel de producción y artístico, ya que permitieron darle vida al proyecto, hacer una campaña de crowdfunding y conseguir apoyo de empresas.
Rodrigo, dos estudiantes de cine te mandaron un mensaje por Facebook para proponerte protagonizar esta película. ¿Qué fue lo que te llevó a aceptar?
RS: Me llamó la atención la energía que tenían. Tenían muchas ganas de hacer una película y todo indicaba que la iban a hacer. Se hizo el teaser, avanzó todo muy rápido. A veces hay ideas que no se desarrollan, en cambio acá había como una urgencia y en ese sentido yo siento que solamente me dejé llevar por ese impulso. Había una energía que se llama juventud, y yo decidí creer. Pero todavía me cuesta diferenciar la realidad de la fantasía. Me cuesta creer que se haya estrenado en Miami, la recepción que está teniendo una película que tienen una trama universal pero un lenguaje tan chileno. Es como cuando uno se reía de “El chavo del ocho” porque no entendía todas las palabras pero entendía el contexto. En ese sentido la apuesta de Tomás, de haber hecho un cine de región y pegar el salto a Miami, creo que es de una valentía asombrosa, porque podría no haber funcionado.
¿Y a tí Tomás cómo se te ocurrió la idea?
TA: Un amigo de mi pueblo (San Carlos) trabajaba en el diario y pasaba un poco lo mismo: tenía que hacer contenido todos los días y no llegaba, entonces nos ocupaba a nosotros, a sus amigos, para dar declaraciones falsas y entrevistas. Por ejemplo uno era ciclista, al día siguiente viajaba a Santiago a ver el concierto de Britney Spears, al otro día era un abogado dando comentarios de fútbol. Entonces yo dije “aquí hay una historia buena”, y dándole una vuelta había algo más profundo y actual: ¿qué es la información?, ¿quién está detrás?, ¿qué es verdad y qué mentira? Porque mi pueblito está rodeado de campesinos y de áreas rurales, lo que sale en el diario es la verdad absoluta, no es cuestionable. Yo encontré en eso algo interesante, chistoso pero súper vigente para reflexionar.
Y el rodaje se terminó haciendo en tu pueblo, en San Carlos…
TA: Sí, eso fue lo más lindo, que además de hacer una película se generara un impacto social en la gente. Hicimos un casting y cuando los seleccionábamos me llamaban y me decían “Gracias por esta oportunidad, te juro que no te voy a defraudar”. Una señora de 70 u 80 años empezó a dar un taller de teatro, un campesino que vive en una casa solo en el medio del campo de repente conoció un equipo que le cambiaba la ropa, le daba comida y lo hacía sentirse querido, los nietos postean “mi abuela está en esta película”.
La película será distribuida por Sony Pictures Television, quienes adquirieron los derechos de televisión e internet para los países hispanohablantes de Latinoamérica y el Caribe
¿Cómo fue la recepción del público en Chile?
La verdad es que el estreno en Chile fue una experiencia muy divertida y cautivadora, aprendimos muchísimo. Hicimos un trabajo muy pensado y minucioso junto a Storyboard Media, nuestra distribuidora nacional que creyó en nosotros desde el principio. Fue una campaña muy cercana a la gente y creo que eso se sintió. Tuvimos una recepción increíble de la industria, una gran cobertura de prensa y pensamos que el público disfrutó mucho la película en las cinco semanas que estuvo en cartelera, entre el circuito comercial y en salas alternativas y centros culturales. Estamos muy felices con el trabajo.
¿Qué le espera a “La mentirita blanca” de aquí en adelante?
PC: Ahora mismo estamos trabajando en cerrar el estreno europeo en festivales, que esperamos poder confirmar en unas semanas más, y también en conversaciones con varios festivales que se han mostrado muy interesados en la película. También nos tiene muy felices la noticia que la película será distribuida por Sony Pictures Television, quienes adquirieron los derechos de televisión e internet para los países hispanohablantes de Latinoamérica y el Caribe. Es un muy lindo premio para nuestra película, ya que cuando la estábamos haciendo nos propusimos llegar a la mayor cantidad de lugares posibles y este acuerdo nos permitirá estar en todos los países de nuestro continente. También nos tiene muy entusiasmados que comenzamos el desarrollo y escritura de la nueva película de Tomás. Es un proyecto muy divertido y ambicioso que queremos filmar en Estados Unidos en 2019.
¿ Qué rol cumple “La mentirita blanca” en el marco de la situación actual del cine chileno?
RS: Hay una industria que está desarrollándose muy bien y goza de buena salud. En ese sentido hay que reconocer todo el trabajo que han hecho los Larraín o lo que está haciendo Sebastián Lelio en Alemania, hay buenos embajadores del cine chileno. Y particularmente Tomás Alzamora, este chileno que tiene que ver más con el under, que viene de abajo con mucha fuerza, y de San Carlos, que es un punto cultural insospechado. Yo sé que va a llegar ese momento en el que Tomás va a tener un presupuesto grande para hacer una película. Pero aprender desde la precariedad, aprender a hacer películas con nada es lo que te enseña. Si no es la época de oro del cine chileno, debe ser la anterior. Está formándose una generación de directores y realizadores, hay una industrita que se está transformando. Ah!, y un dato para los países hermanos: todavía es barato hacer cine en Chile.
TA: Hay muchos seres inspiradores, hubo un Oscar para una animación chilena, hay películas nacionales en festivales o con grandes presupuestos, y eso nos hace creer que se puede, que no estamos tan locos. Eso está pasando no solo en el cine. Yo tengo amigos que pintan o hacen música, y la gente está empezando a valorar el arte, a comprar cuadros, a que empecemos a soñar con vivir de esto, no ser ricos pero poder dedicarnos al cine. Yo me acuerdo cuando era chico la gente decía “¿Música? ¿Cine? Vago. Oveja negra. Drogadicto. Hippie”. Ahora por fin todo eso está cambiando.
PC: Existe una cuestión generacional potente, que viene absolutamente de estos referentes que se hicieron su camino solos. Que hayan logrado internacionalizar el cine chileno es súper valorable, porque ellos trabajaron con un fantasma gigante de varios años de dictadura en Chile en los que la cultura desapareció. Haber cargado con ese peso y renovar el panorama me parece que es un mérito gigante. Y los que venimos de abajo no tenemos tanto ese fantasma, entonces somos creativamente mucho más libres, trabajamos con el amparo de estos cineastas que nos abrieron un camino. Tú vas al extranjero y el cine chileno realmente se valora, está en una posición absolutamente privilegiada sobre los demás países de Latinoamérica, quizá solo equiparable a la de Argentina y México. Hubo un despegue porque ya hay en la industria trabajando tres generaciones. Nosotros somos las más jóvenes y venimos súper frescos, ya no nos tenemos que hacer cargo de ciertos temas, entonces el cine chileno es muy valorado porque las películas que están triunfando no responden a un único perfil.
RS: Hay que lograr que se valore tanto como el vino. Ese es el objetivo y para eso trabajamos.