• Las coproductoras internacionales: Sophie Erbs, Cinéma Defacto / Gaïjin (Francia)

    “La vaca que cantó una canción hacia el futuro”, de Francisca Alegría.

  • Las coproductoras internacionales: Sophie Erbs, Cinéma Defacto / Gaïjin (Francia)

    “El verano de los peces voladores” de Marcela Said.

Las coproductoras internacionales: Sophie Erbs, Cinéma Defacto / Gaïjin (Francia)

Sophie Erbs es una productora francesa con una veintena de largometrajes en su filmografía, muchos de los cuales son  coproducciones. Ha trabajado con cineastas independientes de diferentes partes del mundo como la chilena Marcela Said, una de sus colaboradoras habituales desde que trabajaron juntas en la ópera prima de ficción de la directora, “El verano de los peces voladores”. Después realizaron “Los perros” y ahora desarrollan su próximo proyecto, “El puma”, a filmarse el próximo otoño en Chile. 

Erbs se embarca en producciones y coproducciones “orgánicas” de cine autoral a dos puntas: desde Cinéma Defacto, compañía parisina creada en 2007 de la que es socia, y desde su productora independiente, Gaïjin. En la actualidad está trabajando en los próximos filmes de la sudafricana Pia Marais (“Layla Fourie”), el serbio Ognjen Glavonic (“La carga”) y el singapurense Boo Junfeng (“Apprentice”), entre otros. Además, es productora asociada de “La vaca que cantó una canción hacia el futuro”, ópera prima de la directora chilena Francisca Alegría cuyo estreno mundial tuvo lugar recientemente en el Festival de Sundance. 

LatAm cinema conversó con la productora sobre sus proyectos, los vínculos con América Latina y el momento que vive la industria. 

Tu filmografía incluye coproducciones con América Latina, especialmente Chile, y otras regiones del mundo, ¿qué particularidades encuentras en el cine latinoamericano?

¡Talento y energía comunicativa! En América Latina existe un criadero de talentos increíble, tanto en países estructurados como Chile, Argentina o Brasil, como en países que no tienen tal industria. Existen buenos socios de varios países, tienen costos de producción baratos y una red de técnicos y colaboradores artísticos con mucha experiencia. Todo eso es garantía de una producción de alta calidad. Sobre el contenido de las películas, me parece fundamental mostrar el punto de vista de esta parte del mundo, y no solo el de la vieja Europa. 

Desde tu punto de vista, ¿cuáles son los elementos claves en un proyecto para entrar a coproducir?

Elementos orgánicos. Si una relación es orgánica me parece más fácil justificar la coproducción y entonces ganar los fondos, pero también contar una estructura de producción coherente. Puede ser por elementos dentro del guion, pero también por la nacionalidad del director, del equipo, etc.

¿En qué proyectos estás trabajando en este momento?

¡Demasiados! Como productora principal, tengo la película de Pia Marais “Transamazonia”, que vamos a rodar en Brasil y Guayana Francesa en otoño del 2022; y uno de los proyectos más ambiciosos que voy a hacer, la película de Marcela Said “El puma”, que también vamos a rodaje en Chile en otoño. Después, en 2023, tendré la película de Valérie Massadian, con quien tengo la empresa Gaïjin y una relación desde hace años. Como coproductora, tengo cinco proyectos: con Calin Peter Netzer y Adina Pintile de Rumania, Boo Junfeng de Singapur, Angelos Tjissens y Anke Blondé de Bélgica y Ognjen Glavonic de Serbia. Y ahora, también, estoy empezando a desarrollar series. 

Uno de los desafíos será encontrar un modelo equilibrado entre los nuevos actores del sector y los clásicos medios de financiación, que tiene que ser respetuoso con las obras más independientes.

Desde tu punto de vista, ¿en qué momento está el cine latinoamericano en el contexto internacional?

Esta pregunta es muy difícil para mí, porque solo conozco la situación desde los mercados internacionales, que no reflejan la realidad. De lo que veo, hay mucha energía y propuestas, pero la crisis en Brasil, Argentina y en el continente está afectando la capacidad de muchos países de apoyar la demanda creativa. Tenemos un número más grande de solicitudes para coproducir, incluyendo países que antes no veíamos en el panorama de la coproducción. Esta internacionalización me parece algo positivo, pero también los estados tienen y deben sostener su cine desde dentro.

¿Cuáles son esos países?

No pienso en ningún país en particular, pero está claro que recibimos proyectos de zonas más representativas de la diversidad de Latinoamérica. Brasil, México, Argentina y Chile son los países de donde viene la mayoritaria de las propuestas, pero hemos recibido también desde Cannes proyectos de Perú, Guatemala, Venezuela, Costa Rica, etc.

En cuanto a la distribución internacional de las películas, ¿cómo describirías el momento actual? ¿Cuáles son sus principales desafíos? 

Otra pregunta difícil... La crisis sanitaria ha cambiado muchos hábitos de consumo del cine y del arte en general. La gran pregunta es saber si la gente va a volver al cine. Me parece fundamental defender la visibilidad de las películas, también de las películas internacionales, en la pantalla grande. Uno de los desafíos es encontrar un modelo equilibrado entre los nuevos actores del sector y los clásicos medios de financiación, que tiene que ser respetuoso con las obras más independientes.

Has participado en varios laboratorios como asesora y tutora. ¿Qué papel crees que juegan hoy en día estos espacios en la industria?

Lo que quiero hacer es compartir mi experiencia, sin orgullo y con total transparencia. Creo en la inteligencia colectiva y creo que compartir los fracasos es una manera de aprender juntos. También me parece importante que las redes de productores se organicen en todos los países y parece que la energía de estos grupos va en esta línea. Si puedo contribuir, aunque sea poco, estaré encantada de hacerlo, porque vamos a ser más fuertes colectivamente para defender el cine en el que creemos.

Tu trabajo está unido a la carrera de varias directoras/es con quienes vienes trabajando de forma continua. ¿Cómo percibes tu rol de productora en esa colaboración?

El rol de productora es acompañar a los talentos en su desarrollo, y en su crecimiento; y yo también crezco. Mi trabajo es hacer lo posible para que un/a director/a pueda exprimir su visión creativa de la mejor manera posible. Pero también compartir mi experiencia y sobre todo empujar para que el interés de la película este primero.