Las distribuidoras: Consuelo Castillo, directora de DOC:CO
DOC:CO es una agencia de promoción y distribución colombiana especializada en el posicionamiento de nuevos directores y sus primeras o segundas películas. Desde 2018 ha acompañado 45 películas, colombianas y latinoamericanas, con estrategias de promoción y exhibición en salas, eventos al aire libre y plataformas online. LatAm cinema dialogó con su directora general, Consuelo Castillo, sobre los desafíos que han enfrentado en estos cinco años y los proyectos que tienen a futuro.
¿Cuál fue la idea detrás de arrancar con este modelo de distribución y cuáles han sido los principales logros de DOC:CO en estos cinco años?
Nosotros no queríamos ser una distribuidora, éramos más bien un movimiento, una acción que partía de una preocupación muy grande: “Estamos haciendo películas, pero, ¿para qué?” Colombia tiene un muy buen comportamiento en festivales internacionales, el problema era que, de los 40 millones de personas en nuestro país, si tú preguntabas '¿qué es el cine colombiano?', 35 millones no lo sabían”. Y es una pregunta importante, porque ese cine se hace con fondos públicos. Y al plantearnos estas preguntas nos dimos cuenta de que lo que faltaba era sentarse a pensar la distribución del cine que hacemos. Esa es la reflexión a partir de la cual hemos trabajado todo este tiempo.
En estos años pasaron muchas cosas, pero una de las más interesantes es cómo diseñamos la identidad corporativa. Partimos de una imagen, la de un jaguar que se movía en una selva, silencioso pero protegido. Eso se volvió un símbolo de resistencia y rebeldía. Y ese jaguar encarnó las necesidades que tenía el sector. Hoy el jaguar ha cambiado muchísimo, empieza a construir audiencia formada por un público muy joven. Nuestras métricas indican que el público de DOC:CO tiene entre 17 y 28 años. Ese dato trae desafíos interesantes respecto a cuáles son las películas que distribuimos, cómo son las campañas que tenemos que hacer, qué es lo que estamos vendiendo. Nos volvimos muy relevantes porque encaramos luchas: ¿cómo conseguimos más salas? ¿Cómo logramos que nuestras películas no estén exclusivamente en salas? ¿Cómo llegamos a lugares donde no hay salas?, necesidades que no son sólo de DOC:CO, sino de todo el sector.
A los desafíos esperables de emprender un proyecto de estas dimensiones se suma que al poco tiempo de arrancar vino la pandemia. ¿Cómo siguieron adelante a pesar de las restricciones?
Habíamos empezado a distribuir en junio de 2019. Llevábamos seis meses de trabajo cuando comenzó la pandemia, fue durísimo. En ese entonces estábamos en la mitad de una discusión sobre una película muy interesante que se llama “La fortaleza”, un documental de Andrés Torres sobre la barra brava de Atlético Bucaramanga. La gente se quedó sin verla por la pandemia, entonces propuse hacer una proyección en Facebook. Me decían que estaba loca, que era mejor Retina Latina, y yo dije: “No. Estamos todos encerrados en casa muy asustados, hagámosla”. Creí que se iban a conectar 100 personas, pero terminaron siendo 70.000. Además la robaron y la empezaron a distribuir, estuvimos semanas tumbando links. Como Facebook tiene esa opción de comentar en vivo, se generó un intercambio muy lindo. 2020 fue un año de mucho aprendizaje y de imaginarnos cuáles eran las otras opciones. Ahí empezamos también con propuestas de formación, pensando en qué otras cosas teníamos que hacer. Nunca paramos, seguimos con un equipo mucho más pequeño, tres personas, y creo que eso nos consolidó muchísimo en el sector. Luego, en 2021, vino algo muy fuerte que hizo que cerraran las salas: el estallido social. Teníamos un programa para todo el año y el país quedó paralizado. Pero el jaguar se nutre de todos estos golpes, por eso se ha vuelto tan fuerte.
¿Notan algún cambio en la percepción del cine colombiano por parte del público general durante estos años?
A un nivel micro, totalmente. Por ejemplo, para el estreno de “Amparo” de Simón Mesa invitamos a 300 personas y vinieron 650. Los cambios específicos han sido maravillosos, vimos cómo el imaginario ha ido cambiando y cómo sí hay interés en nuestras películas. Hicimos una función de “La ciudad de las fieras” de Henry Rincón y todo el mundo salió llorando. Cuando a la gente le das la oportunidad, la gente cambia, entiende. Y le encanta ver un cine que hable de ellos, se sienten representados. No he visto un cambio en las 40 millones de personas, pero sí hay un camino. Lo que pasa es que a veces uno no logra tener una oportunidad con ciertas personas y en eso estamos trabajando: ¿Cómo encontramos esas nuevas personas y logramos que nos den una oportunidad? Esas personas que nos dan una oportunidad se vuelven leales.
¿Qué metodologías utilizan para acercarse a estos nuevos públicos?
Realizamos muchas acciones desde la distribución, pero también hacemos campañas muy grandes de promoción. En lo que respecta a la distribución, tenemos una alianza muy grande con los festivales del país, que se vuelven multiplicadores de lo que hacemos. En Colombia hay unos 85 festivales de cine de los cuales 45 trabajan con nosotras, llevando cine a los lugares más alejados, volviéndose parte activa de la circulación de las películas y de los canales de promoción. Además, creemos que tomar las calles siempre es importante, entonces hemos entregado películas en la calle a muchas personas. También hemos organizado programas de curaduría en una sala al norte de Bogotá a la que no va mucha gente a ver cine colombiano. El año pasado estuvimos muy enfocados en Medellín, y junto con todos los productores que están allí creamos un programa cuyo resultado final fue una sala sólo con cine hecho en Medellín. Lo que tengamos que hacer lo hacemos, ese es el camino. Queremos meternos a lo más adentro de Colombia y llevar mucho más cine, y diseñar estrategias de promoción que realmente potencien la voz de las películas. Hacemos conversatorios en diferentes lugares, fiestas, eventos, muchas estrategias. Todos los días es algo nuevo y cada película es un mundo diferente.
Queremos meternos a lo más adentro de Colombia y llevar mucho más cine, y diseñar estrategias de promoción que realmente potencien la voz de las películas.
La sala con cine hecho en Medellín promueve la descentralización del cine. ¿Cómo es la situación del cine colombiano hecho fuera de Bogotá?
El año pasado tuvimos varias películas de Medellín, este año estamos más bogotanos. Sí creo que cada vez hay más voces de cineastas que empiezan a construir desde su región. Hay colectivos indígenas y afro con ganas de hacer sus propias películas, y nuestro trabajo es sentarnos con ellos y difundir sus voces.
¿Qué otras acciones llevarán a cabo este año?
Este año ha tenido un inicio muy intenso. Estrenamos “Alis” de Nicolás Van Hemelryck y Clare Weiskopf, y pocas veces he visto un público tan conmovido. Cuando se prende la luz la gente está llorando, se abraza. Eso nos hace sentir que lo que estamos haciendo tiene sentido. Ahora estamos con “Un varón” de Fabián Hernández, que acaba de estrenarse en el FICCI, estuvo en Cannes y ha ganado múltiples premios internacionales. Su realizador está hablando del lugar donde él vive, su barrio, el ghetto bogotano, rompiendo esa tradición de cineastas que dicen: “Yo, que estudié en Francia, vengo y hago esta película sobre algo que no es mi vida”. Vamos a estrenar la ópera prima de nuestra líder del sector cinematográfico Diana Bustamante, “Nuestra película”. Viene también “Anhell69” de Theo Montoya, que yo creo que le va a hacer explotar la cabeza al mundo, un filme estrenado en Venecia que ha ganado múltiples premios y va a remover muchos paradigmas sobre cómo se hace cine en Colombia. Esas son las que puedo contar, aunque también habrá sorpresas y homenajes para celebrar los cinco años de DOC:CO.
Además de la distribución y la promoción de películas, ¿qué otras actividades realizan?
Hemos desarrollado un laboratorio llamado “¡Acción!” enfocado en la creación de estrategias de impacto. Esta es la cuarta edición e incorporamos al resto de Latinoamérica. Tenemos además “La ruta del jaguar “, un proyecto audiovisual que llega a diferentes instituciones educativas. Por último, acompañamos a los jóvenes en sus primeros festivales de cine. No hay nada peor que ir a un festival de cine solo, entonces posibilitamos encuentros y damos una mano a la gente más jovencita.
¿Distribuyen sólo cine colombiano o han trabajado con proyectos internacionales?
Hemos trabajado con varias películas extranjeras. La primera fue “El pacto de Adriana” de la chilena Lissette Orozco, luego estrenamos títulos como “Érase una vez en Venezuela” de Anabel Rodríguez Ríos, el año pasado estrenamos “Cosas que no hacemos” de Bruno Santamaría. Lo más importante es que, cuando una película latinoamericana llega acá, no pase lo que pasa siempre, que es que no pasa nada. Queremos traer más cine latinoamericano, responder a lo que nos pide el público y ampliar la mirada.
¿Qué recomiendas para realizar una promoción efectiva de una película latinoamericana?
Lo más importante es que la gente entienda la película que hizo. Si tu hiciste una película en la que hay un único plano y habla sólo una persona, debes entender adonde vas con esa película, pero también permitir que tu película hable con la gente para la que realmente la hiciste. A veces llega gente y dice “Necesito 50 mil espectadores”, y yo respondo: “Acá no puede ser porque no va a pasar”. Nosotras hacemos una metodología a partir de lo que es tu película y lo que no es, pero además hay acciones básicas que siempre repito: por favor, hagan foto fija; por favor, hagan un buen detrás de cámara, siéntense a pensar el póster ya con su distribuidora, piensen el trailer, no lo hagan entre ustedes porque no tiene sentido. Cuando los directores llegan cansados les digo: “Pues ve y duerme una semana y regresas acá, porque empezó otra etapa de tu película”.
¿Están realizando acciones para que se vean películas colombianas en otros países?
Nuestro destino es Latinoamérica. Hemos trabajado junto a cooperación audiovisual de la Embajada de Francia, llevando películas colombianas a los países andinos. Hemos logrado llevar películas a Chile, hemos vendido “La fortaleza” a varios lugares, y estamos intentando ampliar nuestra red, comenzando un proceso de internacionalización. Queremos extender la voz de las películas, no sólo del cine colombiano, sino lograr que este jaguar se mueva por toda la Cordillera y América Latina. Ese es nuestro camino. Ahí vamos.