LatAm premiere: Pedro Freire, director de “Malu”
El realizador y guionista brasileño Pedro Freire debuta en el largometraje con un film personalísimo, “Malu” - un tributo a su madre, la actriz Malu Rocha -, que tuvo su premiere mundial en la competencia World Cinema Dramatic Competition del Festival de Sundance.
“Malu” es una ficción casi en primera persona en la que Freire toma sus propias vivencias para construir la historia de una actriz desempleada, Malu, que vive con su madre en una favela de Río de Janeiro al tiempo que gestiona la tensa relación con su propia hija adulta, alimentándose de los recuerdos de su glorioso pasado artístico.
Protagonizada por Yara de Novaes, Juliana Carneiro da Cunha y Carol Duarte, la película se apoya fuertemente en la actuación de sus tres protagonistas, reflejando tanto el interés de Freire por concentrar la historia en los vínculos, como la capacidad de sus intérpretes para transmitir sus emociones. Producida por Bubbles Project y TvZero en coproducción con RioFilme, Telecine y Canal Brasil, la película cuenta con la alemana Pluto Film como agente de ventas.
Esta es una película muy personal centrada en la figura de tu madre. ¿Cómo se representa este universo tan íntimo en una ficción?
Malu, la persona real, fue una madre muy particular, muy distinta de las madres en general y de la figura clásica de la madre. O sea, muy poco tradicional. Ella fue la gran influencia intelectual y artística de mi vida, porque me enseñó muchas películas y libros cuando yo era muy niño, y me hablaba mucho de teatro, de cine, con mucha pasión. Ella fue la responsable de que yo me convirtiera en un artista. Pero a la vez, era una madre muy poco tradicional, que probablemente tenía un problema mental como de bipolaridad, que no fue diagnosticado porque nunca fue a un médico. Entonces fue bastante difícil la convivencia con ella. Así que tuve la dificultad de tener una madre muy difícil y, a la vez, la madre más influyente del mundo, artísticamente, intelectualmente. Eso hizo que el gran tema de mi vida, como artista, como pensador, sea mi madre. Cuando tomé la decisión de hacer mi primer largo, pensé en el tema. Hice una investigación muy personal para descubrir de qué quería hablar. Y muy rápidamente llegué a la conclusión de que quería hablar de mi madre. Entonces decidí transformar eso en una película, que es un poco una forma de intentar entender ese personaje que es mi madre.
A través de Malu, hay varios temas que se tocan en la película, como la salud mental, la familia o el arte como una forma de lucha. Dentro de este universo que vas construyendo, ¿cuáles consideras que son los temas centrales?
Hay dos temas centrales. Uno es el drama familiar. A mí me interesa mucho hablar sobre relaciones personales. Me gusta mucho el realismo y me gusta mucho el drama, el drama entre la gente. A la vez, yo soy bastante político, creo que mi madre me enseñó eso. Tengo un pensamiento político y creo que cualquier película que hagas siempre va a ser política. No puedes huir de ser político en cualquier cosa que hagas en el arte. Entonces, en el caso de “Malu”, me parece que es una película bastante política, con un trasfondo político, porque Malu es un personaje que fue atropellado por la dictadura militar brasileña en los 70. Probablemente, ella hubiera tenido otro camino en su vida personal, y sobre todo profesional, si no hubiera habido una dictadura militar en Brasil. El teatro -que iba muy bien en los 70 pero se hundió en los 80 por la dictadura- es un lugar donde quizá podría haber trabajado. Pero está desempleada y no sabemos hasta qué punto es sólo la dictadura, sino también el sexismo, el machismo, que hace que una mujer de 50 años no pueda trabajar en televisión, por ejemplo. Entonces, hay muchas cosas que hacen que Malú esté deprimida y desempleada, y eso me parece bastante político. Hablar de una mujer de 50 años que tiene mucha dificultad para estar en el mundo es, de por sí, bastante político.
Si bien Malu es el centro de la historia, se construye a través de la relación con su madre y su hija, convirtiendo así la película en un diálogo entre tres generaciones de mujeres, ¿por qué quisiste plantear el relato en esos términos?
Me interesa mucho la idea de qué es lo que una generación le aporta a la siguiente, sea bueno o malo. O sea, los traumas que genera una generación en la siguiente y también las cosas buenas. Yo aprendí mucho con mi madre y con toda la experiencia que ella tuvo en el arte de los 70, pero también tuve mis traumas por su maternidad poco tradicional. Y creo que mi madre también tuvo muchos traumas de su madre. Todas mis películas tienen mujeres, o casi todas, como personajes centrales. Y mis próximos proyectos también están protagonizados por mujeres. No sé explicar por qué, quizás porque mi madre es tan importante en mi formación, pero el hecho es que es así. Y viví siempre rodeado de mujeres. Pero igual tuve que trabajar mucho en buscar mi lado femenino para hacer esa película.
“Cuando soñaba con dirigir, el Sundance Film Festival representaba el tipo de cine que quería hacer”.
Contame cómo fue el trabajo con las actrices, porque esta es una película que se sostiene mucho en sus actuaciones.
La dirección de actores es lo más importante para mí. Mis padres eran actores, tengo tres hermanas actrices, y doy clases de dirección de actores en EICTV. Así que es lo más importante en mi vida. En esta película, la actuación era un ejercicio de realismo y la estética iba en la misma dirección. La idea era que en ningún momento mientras ves la película te distraigas de la actuación, que no digas mira qué luz linda, ese vestuario qué lindo, el maquillaje... Todo está pensado para ser muy sutil, muy delicado, para que la actuación suba. En la dirección de actores trabajamos muchísimo en ensayos. Tuvimos tres semanas de ensayos que fueron muy importantes porque trabajamos mucho con improvisación. Trabajamos con improvisación en todas las escenas de la película: leíamos el texto y a partir de ahí se improvisaba. El texto solo fue memorizado después de tres semanas de ensayo, antes del rodaje. Así pudimos dar a las actrices una sensación de libertad muy grande. Yo grababa los ensayos con mi iPhone y por la noche editaba en mi computadora las escenas improvisadas, y entonces hice una película de dos horas y media a partir de improvisaciones, como una suerte de borrador. Todo el equipo vio eso y ahí quedó claro qué es lo que íbamos a filmar. Ya cuando llegamos al rodaje, las actrices estaban tan preparadas que casi nunca hicimos más que una o dos tomas. Y eso fue muy importante también para filmar muy rápido, porque solo teníamos tres semanas de rodaje.
¿Dónde fue el rodaje?
En la vida real, Malu vivió muchos años en una casa como la se ve en la película, una casa muy precaria, sin techo. Y no estaba terminada, tenía goteras y yo viví con ella en esa casa, donde ella siguió viviendo ahí hasta el final de su vida. Esa favela era como en la película, muy cerca del mar, muy lejos del centro de Río. Un lugar bastante pequeño, casi parecía una ciudad pequeña, pero dentro de la municipalidad de Río de Janeiro. Para filmar la película, buscamos exactamente en la misma área donde estaba la casa original. Nuestro equipo de sonido es tan genial que logramos filmar la película entera con sonido directo; no tuvimos que doblar nada. No hay una única palabra doblada en esa película, es todo sonido directo. Todo lo que se escucha de la favela fue creado en post. El concepto por detrás de ese sonido era que Malu está ahí dentro, aislada, pero afuera está la vida de la favela, hay música, niños jugando, hay coches con altavoces, hay cosas pasando ahí afuera que ella no vive porque se queda encerrada. Esa es la idea, que aunque ella no quiera salir, la favela entra.
La película tendrá su estreno mundial en el Festival de Sundance, ¿qué representa tener este debut en un festival tan relevante y cuáles son tus expectativas?
Es muy emocionante para mí. Primero hay un hecho racional, que es que mi primer largo está en un festival de primera línea, en uno de los cinco más importantes del mundo; eso es un sueño. Lloré mucho cuando supe la noticia. Pero además, cuando yo soñaba con ser director de cine, a los 18 años, iba muchísimo a alquilar DVDs y siempre estaba el símbolo de Sundance Film Festival en el tipo de cine que quería hacer. Eran películas pequeñas, intimistas, que prestaban mucha atención al guion y la actuación. Y eso siempre fue lo que más me interesó: guion y actuación. Cassavetes es el padre del cine independiente americano, entonces estar en “el” festival de cine independiente americano es para mí muy importante y emocionante. Pero a la vez, es mucho trabajo por todo lo que se tiene que hacer para llevar una película a un festival grande así: el afiche, el trailer y todos los meetings que tienes. Además, yo no voy a un festival como Sundance sin tener otros proyectos para presentar ahí, entonces con mi productora Tatiana Leite tenemos tres proyectos de largometraje que queremos presentar ahí. Estamos intentando buscar meetings con productores para presentar los proyectos e intentar ya cerrar acuerdos para las próximas películas.