Los uruguayos Borgia y Madeiro registran lo inesperado en “El campeón del mundo”
En 2016 Federico Borgia y Guillermo Madeiro estrenaron “Clever”, una ficción que tenía dentro de su elenco a Antonio Osta, un actor no profesional. Luego del rodaje, los realizadores sintieron que con él había más historias para hacer. Así se acercaron a su mundo, a su hijo Juanjo y al vínculo que los une. Tres años después estrenan en su país, Uruguay, “El campeón del mundo”, un documental donde padre e hijo son los protagonistas. Una película donde los dilemas de la paternidad y las masculinidades vuelven a ser centrales.
“El campeón del mundo” relata la vida de Antonio, quien una década atrás obtuvo el título mundial de fisiculturismo y que ahora vive austeramente con su hijo en el pueblo rural donde nació y enfrentando un problema renal severo, su pasado de gloria y la imposibilidad de volver a ser quien fue. Las similitudes con “Clever” son varias, además de compartir a uno de sus intérpretes, las dos retratan universos masculinos e interrogan cómo nos vinculamos dentro de ellos, temáticas sobre las cuales el cine uruguayo está incursionando últimamente, si se piensa por ejemplo en “Vida a bordo” o “En el pozo”.
La película fue estrenada meses atrás en “La semana del documental” de DocMontevideo y el 17 de octubre comienza las exhibiciones regulares en su país. Recibió el Fondo de Fomento del ICAU para producción 2017, el Fondo Montevideo Socio Audiovisual en 2018, y los premios de IDFA, DocsMX y Señal Colombia en el Pitching DocMontevideo 2017. Recientemente formó parte de una retrospectiva dedicada a estos dos realizadores en el Festival de Cine Nuevo - Detour. La película es una producción de Montelona Cine producida por Isabel García, Pancho Magnou y ambos directores.
¿Qué temas fueron los que los movilizaron para hacer este documental y cómo les surgieron?
Los temas fueron apareciendo a medida que empezamos a compartir con ellos y observar su vida. Inicialmente, nos interesó el conflicto que Antonio vivía al enfrentarse con la vida cotidiana en el pueblo, habiendo sido campeón del mundo. Cómo se vinculaba con ese pasado de gloria que quedó lejos y al que ya no se podía volver. Eso se reflejaba en los vínculos con quien en ese momento era su pareja y sobre todo con su hijo. Los hechos y nuestro interés creciente por esa relación padre-hijo determinó que se convirtiera en el corazón de la película.
¿Era complejo trabajar con Antonio como protagonista de un documental después de haberlo filmado en una ficción?
Nuestro vínculo anterior con Antonio en la ficción más que complejizar la tarea la simplificó. De alguna manera para él y para nosotros, el hecho de estarlo filmando, aunque fuera en otras circunstancias, era algo natural. El documental igualmente nos presentó un montón de desafíos que tienen que ver, entre otras cosas, con el registro de lo inesperado y lo delicado que es a nivel ético y emocional filmar la vida real de las personas.
¿Cómo resolvieron el tránsito por la película luego del fallecimiento de Antonio?
Lo primero, naturalmente, fue absorber el golpe emocional. Detener todo, hacer el duelo, y dejar pasar el tiempo. Recién cuando nos sentimos emocionalmente preparados empezamos a visionar el material para ver si había una película o no. Uno de los mayores desafíos tal vez fue lograr una armonía entre nuestra mirada de respeto y cariño y el mandato de hacer la mejor película posible, sin poder compartirla con Antonio y escuchar sus opiniones. Fue muy importante trabajar el montaje en colaboración con Juan Ignacio Fernández, quien con mayor distancia del material pero con mucha sensibilidad, fue un aliado fundamental para encontrar la película que queríamos. Los íntimos de Antonio que la vieron nos dicen que a él le hubiera encantado. Y Juanjo, su hijo, la recibió de la mejor manera posible. Estamos muy agradecidos y felices de que haya sido así.
El documental nos presentó un montón de desafíos que tienen que ver, entre otras cosas, con el registro de lo inesperado y lo delicado que es a nivel ético y emocional filmar la vida real de las personas.
En sus dos películas la paternidad y la complejidad de ejercerla son un tema central y uno de los puntos más fuertes ¿Qué repercusiones han recogido en los públicos sobre este tema?
Es un vínculo universal con el que todos podemos conectar de alguna manera. Las repercusiones tienen que ver con eso, con cómo el público ve reflejados aspectos de su propia historia de vida en esa relación.
Las masculinidades también son un tema protagónico en ambas películas ¿Partió de un análisis previo o es una reflexión que emerge luego de hacerlas?
Es una reflexión que emerge luego de hacer las películas. Sobre todo con “Clever”, nos volvimos conscientes del protagonismo de ese tema durante el intercambio con el público y la crítica. En “El campeón del mundo”, por la experiencia anterior, éramos mucho más conscientes desde el inicio y lo tomamos con naturalidad, como un contexto que está ahí y lo envuelve todo.
¿Es especialmente necesario en la actualidad que los realizadores uruguayos reflexionen sobre ser varón en las películas que hacen?
Creemos que aporta para seguir repensándonos, particularmente en este momento de la historia. Pero no sentimos que sea especialmente necesario. Creemos más en la necesidad de crear que se manifiesta de una forma casi física. Las únicas obras realmente necesarias son las que nacen así, porque son genuinamente necesarias para sus autores. Tampoco creemos que existan temas especialmente necesarios. Eso se llama agenda y el arte no tiene por qué pegarse a ninguna.
¿Cómo trabajan la creación siendo una dupla?
Lo fundamental es coincidir en lo profundo de la mirada acerca del universo a tratar o construir, estar en un canal de sensibilidad común. Si eso ocurre, lo otro es cuestión de tiempo y organización. De cualquier manera, nuestra forma de trabajo está muy apoyada en la amistad, la confianza y el respeto que cada uno tiene por el otro.
¿Seguirán trabajando juntos?
Estamos en proceso de escritura de nuevos proyectos, desarrollando ideas, algunas juntos y otras más personales que cada uno trabaja por su cuenta. Pero la posibilidad de colaborar y acompañarnos siempre es parte del proceso, más allá de la naturaleza propia de cada proyecto.