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Lucía Carreras, directora de "Tamara y la Catarina"

Luego de un viaje mundial por talleres y festivales, la película “Tamara y la Catarina” llega a pantallas mexicanas este 26 de octubre. La cinta aborda la historia de una mujer con retraso mental, quien regresa un día a su casa con un bebé en los brazos y sin saber dónde devolverlo. Antes de llegar a cartelera, el filme recorrió un largo camino de preproducción y, una vez lista, tuvo su estreno mundial en Toronto. El filme también fue seleccionado en el Festival de Los Cabos en 2016, donde fue reconocida con el premio FIPRESCI, y en el Festival Iberoamericano de Huelva, además de recibir varias nominaciones en la última edición de los Premios Ariel. Nacida en Ciudad de México en 1973,  la directora y guionista Lucía Carreras tuvo su debut en 2011 con el largometraje “Nos vemos, papá". Cuatro años más tarde codirigió con Ana V. Bojórquez “La casa más grande del mundo”, filme que tuvo su premiere en la Berlinale. En entrevista con LatAm cinema, Carreras compartió los detalles del camino emprendido por su tercer filme, una producción de Underdog que cuenta con Indie Sales como agente de ventas internacionales y la distribución nacional de Alfhaville Cinema.

En varias oportunidades has definido a “Tamara y la Catarina” como una reflexión de la realidad de México.

Sí, es que se trata de una película que me permitió abordar temas que me son sensibles como la soledad femenina, la pobreza, la segregación social y la condición de paria. En esta historia entre Doña Meche, una setentona solitaria y Tamara, cuarentona con retraso mental, se gesta la historia de dos mujeres en Ciudad de México que se encuentran en su soledad y calidad de parias al tratar de devolver a una bebé que Tamara se lleva de un puesto de revistas y no recuerda como volver a él. Para mí esta película termina por ser la historia de dos soledades que se encuentran en un universo de ignorancia, pobreza e invisibilidad social en el contexto de una mega urbe como es la Ciudad de México. Es una historia en la que los personajes irán descubriendo, en sus errores y su calidad de parias, una forma de existir entre ellas. Tamara y Doña Meche son personajes que se mueven por la emoción y la ignorancia es determinante en los errores que cometen en cuanto a sus decisiones. Son personajes que viven a partir de su propia sencillez.

¿Cómo fue el proceso de la película en su etapa de proyecto?

Empecé a escribirla y al principio buscamos participar en talleres para su desarrollo, tanto a nivel de guion como de proyecto. Estuve en Cine Qua Non Lab, en el Taller de proyectos cinematográficos de Ibermedia y, luego, en los foros de coproducción de San Sebastián y Guadalajara. Yo ya conocía a los coproductores españoles, Rogelio Delgado y Filomeno Martínez de CADA Films. En Guadalajara hicimos el primer contacto para trabajar juntos y luego cerramos el acuerdo en San Sebastián. La película venía con muchos pendones y el guion venía muy trabajado, en el desarrollo nos ayudó mucho Ibermedia e IMCINE para poder llegar a buen puerto. Los recursos vienen de FOPROCINE, EFICINE, Ibermedia y de la coproducción con España.

¿Tienes planes de realizar más coproducciones con España?

Rogelio Delgado es un ser humano maravilloso y siempre nos dio un gran apoyo. Ahorita yo estoy produciendo “Nudo mixteco” de Ángeles Cruz (protagonista del filme) y con él tenemos las puertas abiertas para su distribución en la Península Ibérica. Con Ángeles y Lola Ovando hemos creado una casa productora que se llama Madrecine y me gustaría volver a coproducir con CADA Films.

La película me permitió abordar temas que me son sensibles como la soledad femenina, la pobreza, la segregación social y la condición de paria.

¿Pensaste siempre en Ángeles Cruz para el papel principal?

No, Ángeles ha salido de un casting. Debo reconocer que no conocía su trabajo, obviamente la había visto en películas, pero no la tenía ubicada y fue muy sorpresivo no conocerla porque es una actriz espectacular. Nos volvimos muy amigas en el camino, y ella traía el proyecto de “Nudo mixteco”, estaba con la escritura de guion y empezó a trabajarlo en un taller con Laura Santullo. Lola Ovando ha producido los cortos de Ángeles, trabajó conmigo en la dirección de arte de “La casa más grande del mundo” y se dio la idea de poner una casa productora con el afán de desarrollar primero “Nudo mixteco” y hacer luego nuestras películas. Buscamos hacer un cine con un toque dedesde una perspectiva de género, grupos vulnerables. Nuestro objetivo más grande es hacer un buen cine sin despilfarrar recursos.

En ese sentido, ¿qué tan complicado fue conseguir los recursos para esta película?

Realmente fue muy fácil. Me queda claro que no es ópera prima -que es más complicado-, además el guion “amarraba” muy bien, tiene mucho trabajo atrás y lograba conectar muy bien. Nos dieron el FOPROCINE en la primera solicitud, y en la de EFICINE el aportante fue Alsea (empresa operadora de marcas globales de restaurantes en México), que para mí tiene un perfil maravilloso como aportante, también fueron los aportantes de “La jaula de oro” y, hasta donde yo entiendo, tienen cada año un espacio para una película comercial, un espacio para una película autoral, para un documental y para una ópera prima. Ya tienen claro que con su dinero quieren apoyar todo tipo de cine. Sí es cierto, porque lo he oído de otros colegas, que hay temas con los que se vuelve complicado lograr un aportante, en términos de EFICINE, ya que los aportantes no reciben dinero de vuelta ni ganancias. Creo que deberíamos tener un esquema más adecuado para que las películas tuvieran un regreso. El tema es que para lograr eso se tienen que abrir los espacios en pantalla. Estamos produciendo un montón y no hay espacio para que se exhiban todas y no me refiero al físico, ese existe porque ahí están las pantallas, pero se trata de que nos dejen entrar a ellas.