Cannes 2017: Marianella Illas y Natalia Machado, productoras de “La familia”
“La familia” es la ópera prima de Gustavo Rondón Córdova, una producción de la venezolana La Pandilla Producciones en coproducción con las también venezolanas Cine Cercano y Factor RH, la chilena Ávila Films y la noruega Dag Hoel Filmprod. El joven cineasta venezolano explora las relaciones de un padre y su hijo de un barrio obrero de Caracas, quienes se conocerán a fondo en un viaje forzoso.
La película participó en diversos foros y work in progress- incluyendo La Fabrique des Cinémas du Monde, Berlinale Talent Project y Cine en Construcción 30- , espacios que, junto a los esquemas de coproducción, se consolidan como factores de éxito del cine latinoamericano. Con la parisina Celluloid Dreams como representante de sus ventas internacionales, el filme ya tiene su estreno confirmado en Francia con MAG Distribution. LatAm cinema charla sobre el recorrido de la película y sus expectativas en Cannes con sus productoras, Marianella Illas (M) y Natalia Machado (N).
¿Qué significa para la película estar presentándose al mundo en Cannes?
M: Es un logro que nos llena de alegría después de tantos años de trabajo. Este es un proyecto que si bien tiene muchos años rondando en la cabeza del director inició concretamente su diseño de producción en marzo de 2013. Estar en Cannes le da a la película una ventana de exposición tremenda y amplía sus posibilidades para que su distribución en otros territorios sea cada vez más posible.
¿Qué objetivos se proponen en el festival?
N: Junto con nuestro agente de ventas tenemos una estrategia enfocada a la búsqueda de distribuidores internacionales de los cuales ya contamos con Francia. También es una oportunidad para que Gustavo dé a conocer su trabajo en miras de futuros proyectos.
Cada año miles de largometrajes aspiran a ser seleccionados en las diversas secciones del festival, ¿por qué consideras que la película fue elegida? ¿Podrían dar algún consejo a otros productores regionales sobre el proceso de selección?
M y N: Pues en esto uno nunca sabe. Nosotros habíamos cerrado con el agente de ventas después de Cine en Construcción San Sebastián y juntos hicimos el acercamiento a Cannes, pero sabemos que hay películas que aplican sin agente de ventas y son seleccionadas. El recorrido de los proyectos y los contactos previos son importantes porque cada vez hay mayor oferta de películas buenas de todas partes del mundo, pero esto no es una regla. Se han sabido casos de películas que llegan en la valija de DVDs que el Instituto envía y quedan seleccionadas. Así que cualquier cosa puede pasar.
Es importante preguntarse para qué se necesita la coproducción y a partir de allí diseñar una ruta y un plan financiero factible.
La coproducción se ha convertido en una fórmula indispensable para la producción de películas en Latinoamérica. ¿Con qué coproductores cuenta la película y cómo se han sumado al proyecto?
M: “La familia” es una coproducción Venezuela-Chile-Noruega, y esta película particularmente es una coproducción internacional pero también nacional. En la producción venezolana está La Pandilla, Cine Cercano y Factor RH, esto debido a que cada parte se ha encargado de un área específica de la producción. Los coproductores internacionales son Álvaro de la Barra de Avila Films (Chile) y Dag Hoel de DHF (Noruega). A ambos los conocíamos previamente por proyectos que trabajamos juntos y en el caso de Dag Hoel el hecho que hablara español y conociera Latinoamérica hacía una gran diferencia.
¿Qué análisis haces de la participación de la película en laboratorios de desarrollo y Work in Progress como Cine en Construcción?
M y N : Ha sido un proceso muy nutritivo, porque al menos para los proyectos venezolanos es algo novedoso participar en programas internacionales, y cuando los experimentas te das cuenta que cada proyecto se fortalece ya que uno se obliga a salir del centro y darles otra mirada. Luego de estar tan concentrado por tanto tiempo en un proyecto, siempre es estimulante escuchar opiniones de otros que tienen una mirada fresca. Ese ha sido uno de los aportes más interesantes de los laboratorios, junto al posicionamiento firme del proyecto en vías a su financiamiento y consolidación. Cine en Construcción fue una experiencia clave porque allí contactamos con nuestro agente de venta.
¿Cuáles son las principales dificultades que enfrenta la producción en Latinoamérica hoy?
M: Cada país tiene sus propios desafíos y cada proyecto sus propias necesidades. El aspecto financiero siempre es importante para poder completar los gaps, pero el intercambio artístico también es clave. En nuestro caso, con “La familia”, y con otros proyectos venezolanos, poder realizar la postproducción en un país con mayor experiencia y mejor infraestructura suele ser prioridad, pero también puede ser para colaborar con una actriz o jefes de áreas.
Los esquemas de coproducción son complejos, no solo porque se genere un aporte financiero que significa automáticamente una suma al proyecto. Dependiendo de la fuente de financiamiento, las obligaciones cambian, hay fondos que no tienen obligación de gasto; y otros, en cambio, obligaciones bien específicas. Muchas veces, las obligaciones son mayores a lo que el fondo aporta, lo que genera un movimiento de partidas. Por ello creo que las principales dificultades siempre son diseñar un esquema que se sostenga y beneficie a la película en toda su vida útil y no simplemente para el rodaje. Nosotros, como países latinoamericanos, nos guiamos por el Acuerdo Latinoamericano de Coproducción Cinematográfica y no siempre logra sintonizar automáticamente con las coproducciones con Europa. Por ello es importante preguntarse para qué se necesita la coproducción y a partir de allí diseñar una ruta y un plan financiero factible.