Pablo Guisa Koestinger, fundador y CEO del Grupo Mórbido
Si bien el mexicano Pablo Guisa empezó estudiando medicina forense y antropología, la creación del Mórbido Film Fest hace 17 años -el festival internacional de cine de género más importante de Latinoamérica- marcó un punto de inflexión en su vida.
Liderado por Guisa, Mórbido fue sumando iniciativas como Mórbido Magazine -una revista dedicada al cine de terror-; la publicación de libros sobre figuras destacadas del cine de terror mexicano; Radio Mórbido -que empezó a salir al aire hace 13 años-, y Mórbido TV -que emite películas de terror las 24 horas a toda América Latina-.
A esto se suma la producción de unas 25 películas, incluyendo “La exorcista” (2022), “Sesión salvaje” (2019) y “Los olvidados” (2017), que, a su vez, son distribuidas en salas de cine y plataformas por su propia distribuidora, Mantícora. Tras involucrarse cada vez más en la industria, Mórbido empezó a participar del Blood Window de Ventana Sur y creó el Mórbido Lab en el SANFIC, apuntando al crecimiento del cine de género de la región.
Cuando el Mórbido Film Fest entró en la Federación Internacional de Festivales de Cine Fantástico, decidieron "reclamar su lugar en el Marché du Film", en palabras de Guisa, con la creación del Fantastic Pavilion, un espacio exclusivo para el cine de género que ha logrado posicionar el terror y el cine fantástico en el mercado de cine más importante del mundo.
LatAm cinema conversó con Pablo Guisa sobre el estado actual del cine de género en la región y sobre el rol del Grupo Mórbido en ese escenario.
¿Cómo describirías la situación actual del cine de género, específicamente de terror y fantástico, en Latinoamérica?
En primer lugar, es importante destacar que, si bien a Latinoamérica nos ven como una región en lo comercial (las plataformas, los grandes festivales, etc.), en realidad América Latina somos muchos países. Y aunque hablamos español, no todos hablamos el mismo español. Y aunque compartimos la misma religión, en realidad no la vivimos de la misma manera. No es fácil encontrar realmente una unidad como tal en América Latina. De hecho, uno de los principales problemas que enfrenta el cine latinoamericano para el consumo interno en América Latina es que los mexicanos hacemos cine para México, los colombianos hacen cine para Colombia, y así sucesivamente. No hacemos cine latinoamericano. Pero aun así, nos ponen la etiqueta cuando salimos al mundo. Creo que es algo que, desde el cine de terror, podemos vencer. Creo que los fans del cine de terror podemos unir este continente. Porque nosotros no tenemos fronteras y no tenemos barreras idiomáticas. Porque lo nuestro es el terror y, como consumidor de este cine, tú puedes consumir una película griega doblada al inglés con subtítulos en español y disfrutarla, porque lo que nos llama es otra cosa, es esa esencia que tiene el terror.
¿Y por qué crees que, dentro de todas las posibilidades del cine de género, el terror y lo fantástico siempre funcionan tan bien a nivel de audiencia?
Nosotros, los consumidores del cine de terror, somos endógamos. Consumimos todo el tiempo este cine, somos muy fieles hacia nuestro género. Sin embargo, a nivel industria lo veo como un handicap. Porque hay muchos directores cuyos parámetros de éxito son que su película se programe en Sitges, en el Fantastic Fest, en Mórbido o en el Brussels International Fantastic Film Festival (BIFFF) y gane premios en el circuito de festivales de cine de género. Y está bien, pero creo que tenemos que romper esa barrera y pensar en el público. Porque, aunque sea muy gratificante, estamos adentro de un capullo. Y el cine de terror ha demostrado en taquilla que es uno de los géneros más comerciales que existen. Entonces tenemos que lograr dar ese salto, tenemos que dejar de hacer películas para festivales y hacer películas para la taquilla.
¿Cómo operan las actividades de Grupo Mórbido de cara a ese objetivo? ya sea en espacios como el Mórbido Lab o a través del Fantastic Pavilion en Cannes.
Yo, como productor, pero sobre todo como promotor del cine fantástico y de terror, intento acercarme cada vez más a ser un facilitador dentro de la industria del cine fantástico, más que dedicarme específicamente a producir películas. Creo que alguien tiene que trabajar para que todos los demás tengan un campo fértil donde levantar sus proyectos. De eso se trata también el Fantastic Pavilion, de tener un lugar donde se puedan gestar estos proyectos con más facilidad. Nuestro laboratorio no es un laboratorio para buscar películas raras que puedan programarse en Rotterdam o en Berlín, o que puedan estar en Un Certain Regard. Yo lo que quiero son películas que puedan estar en 500, 600, 700 u 800 salas. Que se puedan estrenar en cines en cuatro o cinco países. Tenemos que tomar nuestro lugar también dentro de la industria, porque somos una de las rebanadas más importantes del pastel del box office. Como creadores nos estamos quedando atrás de la línea de las utilidades, felices con que nuestros amigos nos den premios en los festivales.
“El cine de género, el cine de terror, ha demostrado en taquilla que es uno de los géneros más comerciales que existen. Entonces tenemos que lograr dar ese salto, tenemos que lograr dejar de hacer películas para festivales y hacer películas para la taquilla”.
Volviendo un poco a este éxito que viene de lo endógamo, y teniendo en cuenta tu formación integral, antropológica y forense, ¿de dónde viene esta adicción al terror?
La respuesta es sencilla: viene de nuestro ADN, de nuestro instinto de supervivencia. Como especie, como seres humanos, el miedo es lo que nos ha mantenido vivos. No tenemos colmillos, no tenemos garras ni tenemos grandes músculos. Cuando nacemos necesitamos cuidados al menos durante 10-12 años antes de empezar a ser independientes. Lo que nos ha mantenido con vida, como especie, es el miedo. Entonces, el miedo forma parte de nuestro instinto de supervivencia. Y es que el miedo es un sentimiento universal. Todos tenemos miedo a algo, aunque no todos tenemos miedo a lo mismo. Cuando experimentamos miedo o angustia, hay reacciones químicas que se producen en el cuerpo. Cuando entras a ver una película de terror, tu cuerpo tiene reacciones. Hay gente que sale cansada del cine, hay gente que sale excitada, algunos salen felices y otros salen tristes. Y, por último, también somos muy curiosos, no hay nadie que no se voltee a mirar en una autopista cuando hay un accidente. Entonces, es un conjunto de elementos que hace que el cine de género sea sumamente atractivo, sea adictivo, porque nos conecta con los instintos más básicos que tenemos.
¿Cuáles consideras que son los elementos distintivos del cine de terror regional? ¿qué lo diferencia del resto?
En nuestras regiones, por nuestra cultura y por las culturas que existían antes de la llegada de los españoles, más el sincretismo que se dio con la religión católica, tenemos una riqueza cultural como pocas. No tenemos la necesidad, como el cine norteamericano, de inventar monstruos y de inventarnos leyendas. En México, por ejemplo, tenemos dioses prehispánicos que tienen faldas de serpientes, 80 colmillos, collares con cabezas humanas y que además mataron a sus hermanos y los desmembraron. Tenemos una iconografía, una iconología y una tradición enorme. Tenemos leyendas que van desde La Llorona en México, a gauchos fantasmas en Argentina, pasando por el Silbón en Venezuela. Es una ventaja que aún no hemos explotado, pero estamos empezando. Hay maneras de contar historias que solo los latinoamericanos podemos, porque somos pueblos vivos, de sangre caliente, somos pueblos aún jóvenes, agresivos y violentos. Y no lo digo con connotaciones negativas. Los latinoamericanos tenemos la fuerza de poder contar las cosas de una manera completamente distinta al resto del mundo. Sí creo que hay que trabajar todavía en esa cuestión de cómo darle un sabor distinto para que se identifique como cine latinoamericano. Hoy se reconoce por la falta de presupuesto. Hay canales especializados como Shudder de AMC que están comprando mucho cine latinoamericano, pero aún se ve que tenemos presupuestos menores.
¿Y qué postura debemos tomar frente a esto?
Tenemos que seguir trabajando duro en nuestras historias. Seguir conquistando mercados. Porque a final de cuentas, en cuanto nosotros empecemos a tomar la parte que nos corresponde de la taquilla, vamos a poder invertir ese dinero en hacer películas con mayor valor de producción. Creo que el cine latinoamericano fantástico y de terror está en un gran momento. Me parece que tenemos el talento suficiente, me parece que tenemos a los directores y a los escritores adecuados. Me parece que tenemos la cultura y las historias necesarias, pero necesitamos espacios de industria y necesitamos gente que trabaje para que nuestros directores tengan mejores presupuestos.
¿Cuáles serían, resumidamente, los pasos que tiene que seguir un realizador que se quiere volcar hacia el género?
Si yo tuviera que darle un consejo a alguien que quiere entrar a este mundo, le aconsejaría que sus historias sean lo más particulares posibles a su región, a su lugar, a su cultura. Creo que la única manera de ser universales y de que nos vean en todo el mundo es contando lo nuestro. Lo siguiente es que hoy existen espacios donde probar sus proyectos. En Ventana Sur tenemos Blood Window donde hay un pitch de proyectos para probar ante el público si su proyecto llama la atención o no. Con SANFIC tenemos Mórbido SANFIC Lab que es otro espacio dedicado al cine latinoamericano. Después les diría que empiecen a internacionalizar el proyecto en laboratorios como el Sitges FanPitch o al WIP del BIFFF. Y también les diría que aprovechen a hacer pruebas de sus ideas y de sus historias en plataformas como TikTok o YouTube. Esto no lo hubiera dicho antes, pero lo digo ahora porque tenemos ejemplos de películas que se están haciendo a partir de ideas que vieron en YouTube, como “Talk to Me” (A24) . Entonces aprovechen, tienen todo para hacerlo. ¡Así que póngase a trabajar!