• Tehani Staiger, directora de Encuentros Australes del FICValdivia

Tehani Staiger, directora de Encuentros Australes del FICValdivia

Entre el 5 y el 14 de octubre próximos se lleva a cabo en forma online la 27ª edición de FICValdivia, festival internacional que relanza su área de industria con nuevo nombre, Encuentros Australes, además de nuevas secciones. A la tercera edición de Cine Chileno del Futuro, que desarrolla este octubre sus categorías para filmes en estado de Primer Corte y Postproducción, se suman en el primer trimestre de 2021 dos nuevos espacios: Escuela de oficios y Desarrollo Austral. También en los primeros meses del próximo año tendrán lugar las actividades de Cine Chileno del Futuro para películas en desarrollo y Voces cine, el tradicional encuentro de reflexión y debate. LatAm cinema dialogó con Tehani Staiger, directora de la plataforma, sobre las necesidades de la industria y las ventajas y desventajas de la virtualidad . 

¿Cómo surgieron las nuevas propuestas que presenta Encuentros Australes en esta edición de FICValdivia?

Hace más de 15 años el festival viene desarrollando distintos espacios de industria. Durante el último período, en el que contábamos con una versión bastante acotada de industria que era Cine Chileno del Futuro, hicimos una ronda de conversatorio con personas de diferentes gremios para tratar de diagnosticar lo que estaba pasando en el campo audiovisual. El sector ha ido evolucionando, no solo en Chile sino en toda Latinoamérica: estamos en pleno apogeo, lo cual es el efecto inmediato de las políticas públicas, y unas de las señales de eso es que casi todos los festivales importantes tienen espacios de industria. También nos empezamos a dar cuenta de que muchos de esos espacios se parecen, existen dos o tres fórmulas que se van replicando. Entonces una de nuestras preguntas era si era pertinente hacer más de lo mismo o si debíamos observar si había otras necesidades del sector audiovisual. Algo que evidenciamos en reuniones con guionistas, productores, distribuidores, documentalistas; y a propósito de esos surge el componente más importante de Encuentros Australes, es que había poco trabajo en relación a los oficios del cine. Así nació la Escuela de oficios, que no es un espacio de capacitación sino uno en el que cada año se intenta poner en tensión un nuevo oficio. Decidimos arrancar con el guion porque nos parece que es, según varios diagnósticos incluyendo uno realizado por la política pública en relación a la cantidad de postulaciones que se producen en los fondos y a los puntajes que sacan en las evaluaciones, un rol que necesita profesionalizarse. Si bien tenemos muchos guionistas en Chile, éstos trabajan de una manera muy particular, y si comienzan a incorporar otros elementos de trabajo podrían potenciarse. En Chile, y es la tendencia a nivel latinoamericano, existen directores que tienen una idea, y muchas veces son sus propios guionistas o los guionistas son amigos con quienes vienen trabajando hace muchos años, existen confianzas que no necesariamente están asociadas a la calidad del proyecto sino a la empatía. Entonces el guionista empieza a trabajar con el productor y director de una manera que quizá no le permite potenciarse. En este programa estamos dándole protagonismo al guionista y poniendo en un espacio incómodo al productor: son los productores quienes exponen las ideas y los guionistas quienes las seleccionan para desarrollarlas y transformarlas en un guion. Durante dos semanas vamos a producir duplas de trabajo y premiarlas con dinero para la escritura del guion.

¿Qué criterios utilizaron para seleccionar guionistas y productores/as?¿Están conformes con la cantidad de postulaciones para esta primera edición de la Escuela de oficios? 

Tuvimos una buena cantidad de postulaciones. No tan alta como esperábamos, pero yo asocio eso a la situación de pandemia, porque el programa está diseñado para ser realizado en modo presencial, aspecto que en este festival nos importa mucho entonces creo que ahí se producen ciertas inhibiciones. Seleccionamos los guionistas por sus bio-filmografía y por currículum, y a los productores un poco por su bio pero también revisando el tipo de propuestas que postularon. Este primer año abrimos la convocatoria a guionistas chilenos, pero a partir del próximo año va a ser un programa completamente latinoamericano.

Probablemente en el futuro muchos festivales adopten espacios en línea que van a reemplazar para siempre a los presenciales, sobre todo en el área de industria en aquellos espacios enfocados en el one-to-one, en la entrevista corta, en poner un producto para la venta.

¿Cuál es la función de Desarrollo Austral, otra de las novedades de esta edición?  

Como festival y como espacio de industria nos parece relevante trabajar con foco en Latinoamérica. Desarrollo Austral sirve no solo para potenciar películas en coproducción con Argentina sino puntualmente de la Patagonia. Si bien vamos a abrirnos a que exista un tercer productor, los productores mayoritarios de los proyectos deben ser de Argentina y Chile en la Patagonia, porque se busca generar un mecanismo de descentralización. Las zonas no metropolitanas tienen mucho potencial creativo y cinematográfico y este programa busca estimular eso. 

Esta es la tercera edición del espacio para películas en desarrollo y postproducción Cine Chileno del Futuro. ¿Notas nuevas tendencias en las producciones nacionales? 

Me atrevo a decirte que sí, pero es una percepción tímida aún, porque Cine Chileno del Futuro es un programa relativamente nuevo, en tres años no se puede modificar mucho en una estructura que ya está tan instalada. Sin embargo, existe una tendencia a la descentralización y a un mayor equilibrio de género que todavía no es como quisiéramos, no hemos logrado un 50/50. Con respecto a las temáticas, siempre hay un grupo de películas y proyectos que parecieran ser más intimistas y propios del universo narrativo del creador, y hay otros que van acompañando los procesos sociales evidentes. Estamos frente a la última camada de proyectos pre-pandemia y lo interesante es que algunos de ellos están haciendo ver los fenómenos que estamos viviendo en Chile, por ejemplo el estallido social. En la última convocatoria muchas de las películas que postularon están relacionadas con esta temática: se presentaron varios proyectos de documental, algunos más formales, otros más experimentales, pero también desde la ficción se dejan ver estos contextos.

Mencionaste que el hecho de que este año las actividades sean en forma online quizá haya afectado el número de postulaciones. ¿En algún momento peligró esta edición de Encuentros Australes? ¿Cómo los ha afectado la pandemia?  

Nuestro programa nunca ha peligrado, hicimos rápidamente un intento de acomodarnos. A nosotros, a diferencia de otros espacios de industria, no nos interesa la lógica del one-to-one, del "ojalá que te encuentres con la mayor cantidad de gente posible y tengas la mayor cantidad de reuniones sobre negocios con compradores, coproductores o programadores".  Nos interesa tener menos pero mejores conversaciones. Trabajamos con un comité de asesores que nos viene acompañando hace un buen tiempo, y cuando cada año hacemos una evaluación con los participantes al finalizar lo que más rescatan es el nivel de conversación que pudieron tener con esos asesores: son encuentros de una hora en vez de 15 minutos, nadie te está apurando, nadie hace sonar un timbre para que te muevas de mesa, tampoco hay reglas. Si bien tenemos espacios físicos especiales, muchos prefieren instalarse en un café a conversar, y eso es lo más rico y a la vez lo más difícil de conservar en esta modalidad en línea. Por lo tanto hemos tratado de generar un espacio que no resulte agobiante, que no sea una reunión vía zoom tras otra. Ese desafío no está fácil en este momento porque llevamos siete meses en pandemia y varios festivales y espacios de industria se han desarrollado virtualmente, la gente está agotada de esta agenda online. Por otra parte, como es una industria globalizada se produce eternamente un efecto dominó: que un evento se postergue significa que los asesores modifiquen su agenda, lo que modifica la agenda de otros espacios, y así sucesivamente, por lo que coordinar las agendas internacionales no ha sido fácil.

A pesar de las dificultades, ¿crees que los formatos online presentan ventajas que harán extender su existencia una vez concluída la pandemia? 

Tienen un lado muy increible: hay gente que ahora puede acceder a espacios a los que no podían acceder antes, por ejemplo si un seminario o masterclass era solo presencial y podías acudir si se organizaba en tu ciudad. Hoy puedes acceder a lo que hace ocho meses era imposible, eso produce una democratización de los contenidos. Además, puedes hacer partícipes en una mesa a personas a las que difícilmente podrías convocar por razones económicas. Armar una mesa con ocho europeos era imposible para los latinos porque eso implicaba ocho pasajes, y eso en esta lógica es maravilloso. Probablemente en el futuro muchos festivales adopten espacios en línea que van a reemplazar para siempre a los presenciales, sobre todo en el área de industria en aquellos espacios enfocados en el one-to-one, en la entrevista corta, en poner un producto para la venta; pareciera ser que los espacios en línea se prestan muy bien para eso y no es tan pertinente invertir en un gasto enorme para lograr lo mismo. Por otro lado, los festivales a los cuales nos interesa más lo presencial lo vamos a priorizar siempre, tratando de encontrar todo lo amable que ofrece la modalidad en línea pero sin olvidar que los festivales son prácticas sociales, y eso no lo podemos perder.