• El documental mexicano, protagonista del 18º DocsMX

    “A Thousand Pines” de Sebastián Díaz.

  • El documental mexicano, protagonista del 18º DocsMX

    “La frontera invisible” de Mariana Flores Villalba.

  • El documental mexicano, protagonista del 18º DocsMX

    “Historia de un movimiento” de Eduardo Velasco Vásquez.

El documental mexicano, protagonista del 18º DocsMX

Entre el 12 y el 21 de octubre se celebra una nueva edición del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México, DocsMX. Las 80 películas que componen la programación fueron seleccionada entre casi 900 obras de 96 países. Con un papel protagónico, el cine mexicano estará presente con 40 filmes en las ocho sedes físicas en las que se despliega el festival y en las pantallas digitales. 

Consultado por LatAm cinema, Inti Cordera, director de DocsMX, señala que “la salud del documental mexicano es buena en términos de un volumen estable de producción y de calidad. Es el cine mexicano que más galardones le da a nuestro país en certámenes internacionales”. Y si bien en la última administración algunos cambios en el diseño de las políticas públicas han afectado los fondos disponibles en el número de proyectos apoyados y en los períodos para los apoyos, “se ha permitido mantener un punto de equilibrio en la producción de películas y largometrajes y cortometrajes documentales. Derivado de ello y como un indicador, este año recibimos poco más de 50 largometrajes mexicanos producidos entre 2022 y 2023 y poco más de 80 cortometrajes, algunos de ellos producidos o cobijados por fondos públicos, otros por universidades, otros producidos de forma independiente”, explica.

La sección México ópera prima reúne 11 largometrajes de cineastas jóvenes. En palabras de Cordera, esta categoría “evidencia que, cada vez más, el cine en México lo están haciendo las nuevas generaciones”, señala, y destaca “La frontera invisible” de Mariana Flores Villalba, una producción del CCC, y “Los sueños y los días en Cuba” de Jimena Perzabal Losada, producción independiente. Completan la selección “Ch'ul be. Senda sagrada” de Humberto Gómez Pérez, “Cuando esto pase” de Enrique Medina y Juan Bernardo Rivero, “El encantamiento de la conciencia” de Leonardo García Castilla, “Entre tierras” de Atzin Ortiz González, “Historia de un movimiento” de Eduardo Velasco Vásquez, “La voz arcana del corazón” de Rodrigo Ugalde De Haene, “Norte” de Natalia Bermúdez, “Pola Weiss.Documental” de Alejandra Lucía Arrieta Méndez y “Violenta” de Brissa Piñera Kachok. 

En esta línea, el director de DocsMX plantea que las nuevas generaciones son las que están teniendo mayor eco en los estímulos públicos, mientras que las generaciones anteriores tienden a generar proyectos en el ecosistema de la producción de plataformas, como la generación de Tatiana Huezo, Everardo González o Juan Carlos Rulfo, entre otros. En este sentido Cordera destaca que las plataformas son un nuevo actor que está invirtiendo fuerte: “Aunque no es una cifra públicamente conocida, estamos hablando de más de 500 millones de dólares al año. No sé sabe cuánto de esa inversión es en  documentales, porque no es información pública, pero Netflix produce una miniserie y dos largometrajes documentales al año en México, y Amazon y HBO Max están en ese promedio”, señala. 

Otra tendencia que identifica Cordera es que empiezan a aparecer películas mexicanas producidas en el extranjero: “Es un indicador importante, porque sugiere que la coproducción es un esquema que se está buscando. En América Latina, tenemos muchas producciones extranjeras, pero ahora somos también nosotras, nosotros y nosotres que estamos mirando hacia otras latitudes”, señala. En este sentido, la sección Hecho en México presenta la película estadounidense “A Thousand Pines”, dirigida por el mexicano Sebastián Díaz y el estadounidense Noam Osband, que se adentra en las plantaciones de bosques en el país del norte de la mano de un equipo de plantadores oaxaqueños. Esta sección se completa con otras nueve películas de largo y mediometraje: “Anayeli” de Misael Alva, “42.195” de Alejandro Strauss, Amor fantasma” de Marusia Estrada, “Divergente” de Michelle Ibaven, “El llanto de las tortugas” de Jaime Villa Galindo, “Maquetas íntimas. La luz de la herida” de Sebastián Kohan Esquenazi, “Me mataron 3 veces” de Rodrigo Occelli, “Tonantzin Guadalupe” de Jesús Muñoz y “Espérame” de Tassilo Lopes Coelho (coproducción con Portugal).

“Estamos ante un cuello de botella: se producen más películas de las que llegan a las pantallas. No hay peor película que la que no se ve”.

Por su parte, la Red de Exhibición Colaborativa Doctubre presenta una selección de ocho largometrajes, de los cuales seis son mexicanos: “A través de Tola” de Casandra Casasola, “Kenya” de Gisela Delgadillo, “La montaña” de Diego Enrique Osorno, “Redes. Juegos de la vida” de César Aréchiga, “Zona Norte” de Javier Ávila (coproducción con Qatar) y “Toshkua” de Ludovic Bonleux. Estas películas se presentan en más de 100 sedes en 25 Estados del país, por lo que pueden alcanzar a un promedio de 3-4 mil espectadores, y si bien Cordera matiza que “no son cifras espectaculares", agrega que "son las mismas que harían de forma comercial. Lo bueno es que así llegan de forma gratuita y a otros públicos”. En este sentido, el director de DocsMX afirma que la exhibición cinematográfica podría analizarse como un fenómeno de la desigualdad en nuestro país: "Solamente el 20% de la población tiene capacidades económicas para acceder a los complejos comerciales. Si quisiéramos revertir los procesos de desigualdad, también tenemos que pensarlo desde la exhibición cinematográfica”, sostiene. 

Otro de los desafíos para el cine documental en México es la distribución: “Estamos ante un cuello de botella: se producen más películas de las que llegan a las pantallas. No hay peor película que la que no se ve”, señala, y hace referencia a la dificultad del cine mexicano -especialmente el documental- para acceder a las casi 9000 pantallas de los complejos comerciales. “¿Cuándo dejarán de ver al cine mexicano como una oportunidad en lugar de una amenaza? Una regla básica de la economía es que a mayor oferta, mayor demanda. Es ahí donde se reafirma la importancia de los festivales cinematográficos, así como de las salas independientes, que cada vez son más”.   

En este sentido, una de las grandes preocupaciones de quienes organizan festivales es la reducción de los fondos públicos para su desarrollo: “Existe solamente una convocatoria federal a festivales cuyo aporte se ha visto reducido en casi un 30%. Eso pone en una situación muy complicada a los proyectos de exhibición y promoción cinematográfica”, señala, y pone como ejemplo la cancelación del Festival de Vine de Los Cabos. “Son decisiones complejas que también tienen que ver con el financiamiento, aunque no estrictamente público. Cada vez más entendemos que los festivales debemos diseñar esquemas de financiamiento diverso. Depender de los estímulos públicos nos impide garantizar la existencia de los festivales, hay que buscar esquemas de patrocinio, colaboraciones en especie, etc.”. 

Por último, el también productor hace referencia a la importancia de generar espacios de formación y acompañamiento para las películas. Esté año DocsMX presenta 37 proyectos en Docs Lab, 12 de los cuales son mexicanos: “Así somos” de José Camacho Cabrera, “Cimarrones, nahuales de la costa chica” de Balam Toscano, “Joybeh” de Scheherezada López Betanzos, “Jackismeon” de Jorge Rojas Tzompa, “La laguna que habito” de Armando Aguilar, “Patrimonio” de Sergio Osvaldo Valdés, “Pesadumbre” de Jorge Enrique González, “SK8 Like a Girl” de Renata Teixeira, “Sopa miso” de Alexia Soto y “Xayakalán” de Gisela Delgadillo y Heriberto Paredes.