Festival de San Sebastián: un ecosistema para el talento
Publicado originalmente en el número 50 de la revista de LatAm cinema, este artículo busca ofrecer un panorama sobre el recorrido de los nuevos talentos latinoamericanos en el Festival de San Sebastián, un certamen que acompaña a creadores y proyectos desde sus inicios con la vocación de ser una referencia clave para la industria audiovisual latinoamericana.
Si bien los estrenos con su pasarela de actores y directores en la alfombra roja es la faceta más visible para el gran público, el festival donostiarra abarca otros espacios industriales que se han ido consolidando a lo largo de los años, especialmente tras la llegada del actual director del festival, José Luis Rebordinos, en 2011. Hablamos del Foro de Coproducción de Europa-América Latina, el work in progress WIP Latam, el programa de residencia Ikusmira-Berriak, y Nest, la sección dedicada a cortos de escuelas de todo el mundo.
¿Puede hablarse entonces de la existencia de una estrategia y un modelo orgánico para la identificación y el desarrollo del talento, que, en gran medida, estaría detrás del aluvión de títulos y proyectos procedentes de la región que hay cada año en el certamen? De ser así, estaríamos hablando de un concepto próximo al de un “ecosistema” que acompaña al talento hasta la producción final, una noción que espacios como el Foro, Nest, Ikusmira Berriak, y la Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE) representan a la perfección.
“Es un momento muy dulce a nivel de calidad y creación: el nivel actual del cine latinoamericano y también español es altísimo. La calidad y la cantidad de películas es enorme, nos cuesta mucho elegir. Algo similar a lo que ocurre con los proyectos, había 30 o 35 que perfectamente podrían haber estado en el Foro”, comenta Rebordinos a LatAm cinema.
Con respecto a su gestión, Rebordinos reflexiona: “En estos 10 años hemos tenido dos aciertos claros. En primer lugar, la apuesta por la industria: San Sebastián se ha convertido en un lugar donde se hacen negocios y se busca talento. El otro acierto ha sido crear lo que llamamos Zinemaldia 365. Ahora decimos que tenemos un evento de 9 días y Z365, que dura todo el año”.
Con el objetivo de configurarse como un evento que dura todo el año, el Festival de San Sebastián creó en 2020 Zinemaldia 365, que incluye el programa de residencias Ikusmira Berriak, la participación en la escuela EQZE, y otras actividades organizadas dentro del marco de Tabakalera. En este sentido, Rebordinos comenta que las actividades del Zinemaldia 365 son también una forma de rentabilizar el presupuesto del festival y sus equipos profesionales.
También hace dos años, el festival creó una subdirección específica liderada por Maialen Beloki para coordinar las actividades anuales. Beloki participa también, desde distintos flancos, en todo aquello que tenga que ver con el talento.
“Para comprender la estrategia del 'festival de todo el año' y el objetivo de buscar nuevos talentos y acompañarlos en sus carreras tenemos que remitirnos al edificio de Tabakalera, una antigua fábrica de tabacos reconvertida en un centro de cultura contemporánea”, explica Beloki, y añade: “Tras mudarnos allí en 2015, empezamos a trabajar con Tabakalera, donde funciona la Filmoteca Vasca y donde se alojó la EQZE que creamos dos años después. Creemos que no hay ningún centro en el mundo con la versatilidad y las posibilidades que nos ofrece Tabakalera”.
Pero esta no fue la primera iniciativa del festival donostiarra que apuntaba a fomentar el talento, esa inquietud tiene un antecedente claro en Nest, el encuentro internacional de estudiantes que había arrancado 20 años antes.
Un director podría hacer toda su carrera con nosotros hasta llegar a la Sección Oficial. Para un festival es el escenario soñado.
El valor de la interacción
Veamos algunos de los movimientos que se han dado en los últimos años en el interior de este pujante ecosistema. Producida por Gema Films (Argentina) en coproducción con Brasil, Francia y México, y vendida por la francesa Luxbox Films, “Pornomelancolía” de Manuel Abramovich compitió en la sección oficial del certamen donostiarra este año. La película había sido seleccionada en 2018 para Ikusmira Berriak bajo el título de “El oasis”, y el año pasada fue seleccionada en el WIP Latam.
El paceño Kiro Russo participó en Nest en 2015 con el corto “Nueva vida”. Su primer largometraje, “Viejo calavera”, participó en Horizontes Latinos en 2016, y su segundo trabajo, “El gran movimiento”, participó en el año pasado en el mismo espacio tras su paso por Ikusmira Berriak.
El cubano Pavel Giroud estrenó “Omertà” (2008) en el festival y cinco años más tarde recibió el premio del Foro de Coproducción Europa-América Latina por el proyecto “El acompañante”. Este año presentó “El caso Padilla” en Horizontes Latinos.
El también cubano Carlos Lechuga participó en Horizontes Latinos en 2016 con “Santa y Andrés”. En 2022 regresó a esta misma sección con “Vicenta B.” (una coproducción a múltiples bandas en la que participan productoras de Cuba, Francia, Estados Unidos, Colombia y Noruega), que recibió en 2021 el Premio EGEDA Platino Industria al Mejor WIP Latam.
“Un varón”, el debut del colombiano Fabián Hernández, también compitió este año por el Premio Horizontes tras su estreno en la Quincena de Realizadores de Cannes. El filme pasó el año pasado por el WIP Latam.
Otro de los pilares sobre los que se apoya este ecosistema es la EQZE. Su director, Carlos Muguiro, subraya el estímulo que ha supuesto ese contenedor cultural tan particular que es Tabakalera, cuya iniciativa y financiación proceden de la Diputación Foral de Guipúzcoa: “La idea de crear una escuela surge de una colaboración múltiple: Tabakalera, el Festival de San Sebastián y Filmoteca Vasca. La novedad es que es una escuela para cineastas y para las propias instituciones. Un espacio de reflexión para el propio festival sobre su trabajo y su vocación”.
Este ecosistema está formado por instituciones diversas que se van necesitando mutuamente: “Desde luego, se trabaja en el descubrimiento del talento, pero sobre todo en su fidelización. En cómo continuar acompañando a los cineastas en el trabajo de seguir haciendo cine. Nosotros estamos preocupados no por cómo hacer la primera película, sino por cómo hacer la segunda y las siguientes, y cómo seguir aprendiendo haciendo cine", resume el director de EQZE.
La escuela tiene tres programas de posgrado (archivo, comisariado y creación) a los que ingresan cada año 15 estudiantes por especialidad, un tercio de los cuales, como media, provienen de Latinoamérica. El curso empieza la semana del festival y se extiende durante 15 meses, de manera que los estudiantes viven dos veces el festival, la primera como observadores y la segunda, idealmente, participando como cineastas con sus proyectos.
En cuanto a las dinámicas de trabajo, es interesante apuntar que la escuela, además de funcionar como tal, también funciona como productora. Por ejemplo, se da el caso de estudiantes de otros centros que participan en Nest y al año siguiente se incorporan a la EQZE: “Hay un flujo permanente que va de una institución a otra; a veces como estudiantes, otras como profesores, cineastas en competición o residencia, o cineastas a los que se les encarga una exposición como ha ocurrido ahora con Dea Kulumbegashvili”, añade Muguiro.
Ana Cristina Barragán concursó en Horizontes Latinos en 2016 con “Alba”; después ingresó en la EQZE y presentó un proyecto al WIP Europa y otro a Ikusmira Berriak. Este año, la directora ecuatoriana participó con “La piel pulpo” en Horizontes y con otro proyecto de largometraje en Ikusmira Berriak (“La hiedra”); además está completando un corto que desarrolló en la escuela ("Sopor y ave").
Entre otros casos recientes que ilustran ese flujo circular del ecosistema creado en torno al festival, destaca el de la argentina Magdalena Orellana, que está trabajando en su primer largo desarrollado en la escuela, “Hasta que el lugar se haga improbable”, y que también pasó por Ikusmira Berriak; el chileno Celeste Rojas, estudiante de EQZE, participó en Nest con un corto que tiene previsto convertir en largometraje; el mexicano Ernesto Martínez Bucio y los portugueses Tomás Paula e Inês de Lima también pasaron por Nest antes de entrar a la escuela.
“Ese estudiante que ya ha acabado puede desarrollar su proyecto en Ikusmira Berriak. Luego, si es latinoamericano o europeo y el proyecto está en fase de búsqueda de financiación, puede venir al Foro de Coproducción. Y si no consigue terminarlo, puede venir al WIP Latam o al WIP Europa. Cuando acabe la película, puede venir a la competición de Nuevos Directores, a la oficial o a Horizontes Latinos”, dice Rebordinos concluyendo: “Un director podría hacer toda su carrera con nosotros hasta llegar a la Sección Oficial. Para un festival es el escenario soñado”.