Festivales en transformación (I): la migración del SANFIC a las plataformas digitales
El Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC), organizado por Fundación CorpArtes y producido por Storyboard Media, comenzó su actividad en 2005 y año a año se ha ido consolidando como uno de los festivales de referencia en Sudamérica. Durante quince años exhibió en salas de Santiago las novedades del cine chileno, estrenos mundiales, recibió a grandes figuras que dieron charlas y, a partir de 2011, contribuyó al desarrollo de la cinematografía latinoamericana con su área de Industria. Pero llegó 2020 y con él la pandemia del Covid-19.
Tal como sucedió en decenas de festivales alrededor del mundo, la emergencia sanitaria puso en riesgo la decimosexta edición de SANFIC. "Al igual que la mayoría de las instituciones culturales, Fundación CorpArtes dejó de percibir alrededor de un 40% de sus ingresos. Sin embargo, teníamos la convicción de que era necesario que el festival se desarrollara, ya que ahora más que nunca la cultura ha adquirido un rol fundamental para las personas y sociedades", expresa Fernanda Castillo, directora de programación, educación y extensión de la Fundación CorpArtes. Así fue como se decidió que, debido a la inviabilidad de encuentros presenciales, SANFIC 2020 tendría entre el 16 y el 23 de agosto una edición enteramente en línea. A la par que se dialogaba con productores, distribuidores y agentes de ventas sobre la posibilidad de exhibición en un nuevo formato, el equipo del festival buscaba una plataforma para poder llevar adelante el evento.
El certamen estableció una alianza con Festival Scope y shift 72, dos plataformas que cuentan con experiencia trabajando con más de un centenar de festivales internacionales, entre ellos el Marché du Film de Cannes y el CPH:DOX de Copenhague. "Al decidir ir con una versión digital, pensamos en dos aspectos que eran fundamentales para nosotros. Primero, que el público pudiera tener un buen acceso a la plataforma de exhibición, que fuera sencilla en términos de usabilidad, y donde las películas pudieran verse en alta definición. Al mismo tiempo, teníamos que generar una plataforma que protegiera adecuadamente los derechos de las películas que exhibiríamos", comenta Castillo. Además de los 84 títulos disponibles en las plataformas, entre los que figuraban 21 estrenos mundiales accesibles en forma gratuita para las 16 regiones que conforman Chile, SANFIC contó con conversatorios y encuentros con artistas, actualmente disponibles en el canal de Youtube de Fundación CorpArtes. El área de Industria decidió hacerse por primera vez fuera del marco del festival, y se llevará a cabo a fin de año en formato mixto (digital y presencial).
La curaduría de esta edición no sufrió grandes modificaciones pese al cambio en el modelo de visionado. Títulos de destacados cineastas nacionales e internacionales formaron parte de alguna de las tres categorías competitivas (Internacional, Cine chileno y Cortometraje talento nacionales) y en las secciones fuera de competencia, entre las que a partir de este año se incorporó la categoría Directoras en Foco. Para Carlos Núñez, director artístico del SANFIC, uno de los principales cambios de esta edición especial es que no pudieron contar con algunas películas de Cannes al no celebrarse el certamen francés. "En un principio, cerca de marzo, había desorientación en la industria por la pandemia y el cierre de los cines y clausura de festivales, pero rápidamente logró sacudirse y comenzaron los festivales online y eso ayudó sin duda a darle movilidad y circulación a las películas", afirma . El rol del director artístico fue clave en esta edición, ya que era necesario asegurar a los agentes de ventas que la exhibición de sus títulos estaría protegida y cuidada, y para eso resultó fundamental la relación estrecha de varios años que el festival tiene con ellos. "A inicios de año teníamos varias películas con los derechos para ir en físico, ya que estábamos preparando el festival como cada año, pero al decidir ir en digital tuvimos que renegociar todo y fue bastante arduo. Pero estamos contentos, ya que finalmente logramos tener todas las películas", añade.
El primer balance es alentador: la edición presencial de 2019 contó con 26.000 espectadores, y la digital de este año con 53.000 participantes.
El cine chileno tuvo, como siempre, un rol de relevancia en el festival. Entre los ocho filmes seleccionados en la Competencia Internacional estuvo "Blanco en blanco" de Théo Court y en la categoría cortometrajes se vieron 21 cortos. SANFIC fue el primer festival del país que contó con una competencia oficial para largometrajes nacionales, que en esta edición exhibió siete estrenos: las ficciones “Las mujeres de mi casa” de Valentina Reyes -reconocida como Mejor película de la sección-, “Piola” de Luis Alejandro Pérez, “De la noche a la mañana” de Manuel Ferrari y “Sanguinetti” de Christian Díaz Pardo; y los documentales“Onkel Günter” de Juan Francisco Riumalló, “Viaje vegetal” de Antonio Fernández y “¿Hay algo en lugar de nada?” de Peter McPhee.
Al ser esta la primera edición digital, la presencia y participación del público era imposible de predecir, pero los datos recabados son alentadores. La edición presencial de 2019 contó con 26.000 espectadores, y la digital de este año con 53.000 participantes. Una de las preocupaciones de los responsables del evento era que, debido a la distancia a nivel humano que genera la no presencialidad, los debates y charlas perdieran la riqueza de los tradicionales espacios de intercambio, pero esta realidad tampoco generó un inconveniente. "Los conversatorios online y talleres educativos digitales fueron una grata sorpresa. En ellos, las personas pudieron participar activamente, preguntando y opinando; incluso lo hicieron a un mayor nivel que lo que ocurre en los conversatorios presenciales ya que el formato digital se presta para que la gente pierda el miedo a hacer comentarios. Esto fue sumamente enriquecedor para estas instancias, en las cuales también contamos con talleres y exhibiciones en distintas instituciones así como en establecimientos penitenciarios y centros hospitalarios", señala Castillo.
El carácter gratuito del festival se decidió con el fin de acompañar a las personas de todo el territorio chileno que estaban atravesando un momento difícil a causa de la pandemia. En caso de volver a realizar una versión digital, SANFIC planea continuar generando acceso liberado para quienes generalmente cuentan con menos oportunidades de ir al cine o ver una película por streaming, y concientizar sobre el valor real que tiene la cultura. Y es que tanto este festival chileno como muchos alrededor del mundo están ya planificando la incorporación de canales de streaming en sus próximas ediciones, independientemente del devenir de la pandemia.
"Creo que esta fue una experiencia que marcará un antes y un después en cuanto a la realización de los festivales, tanto en el cine como en diversas áreas de la cultura y las artes", opina Castillo, y agrega que la necesidad de un cambio tan grande logró que se llevara a cabo un sueño que SANFIC tenía hace años: la oportunidad de llegar a todas las regiones de país y así contribuir a la descentralización de la cultura en Chile. "Sin duda lo digital no reemplaza a lo presencial, pero sí es un buen complemento y nos permite ampliar el acceso a la cultura y las artes, y disminuir ciertas brechas, que es nuestro objetivo primordial como Fundación. Es por esto que considero que el modelo mixto digital-presencial será parte del futuro de los festivales en todo el mundo -al menos hasta que tengamos ciertas certezas sanitarias-, algo que también es una tendencia que veníamos viendo con el amplio alcance que ya tenían las plataformas de streaming antes de la pandemia", concluye Castillo.