Documental político brasileño: la sociedad como protagonista y autora
Cuando se observa la producción reciente de cine documental en Brasil, parece que la realidad sociopolítica de ese país concentra como tema la mayoría de sus películas. Diversos filmes trabajan los procesos sociales actuales y los cambios políticos de la última década, tanto a través de personajes de primera línea en la conducción del país, como de personas que desde la sociedad civil pelean por justicia y mejoras del sistema en que vivimos. En un presente prolífico en cuanto a estrenos y audiencias, analizamos la actualidad del documental brasileño y los desafíos que enfrenta ante los nuevos tiempos políticos, a través de la mirada de tres directoras.
Un grupo de madres se manifiesta frente a los juzgados de Río de Janeiro por los asesinatos sin aclarar de sus hijos a manos de la policía. Ex presas políticas se encuentran a conversar, 40 años después, sobre lo que fue su persecución y el tiempo de prisión. Hacen catarsis colectiva. Los estudiantes Marcela, Nayara y Lucas relatan las ocupaciones estudiantiles en São Paulo en 2013 y reflexionan sobre cómo se defiende y hace una mejor escuela pública. Todas estas personas son más que protagonistas, se puede decir que son coautoras de tres documentales brasileños exhibidos recientemente en DocMontevideo: “Auto de resistencia” de Natasha Neri y Lula Carvalho, “Torre de las doncellas” de Susanna Lira y “Espero tu (re)vuelta" de Eliza Capai. Son personas, en su gran mayoría mujeres, que le ponen cuerpo a sus luchas y reflexiones políticas.
“En los últimos años, los directores de documentales han escuchado más a la población y han decidido hacer películas que puedan dar voz a los movimientos sociales, las favelas, el campo, las calles y los protagonistas de las luchas sociales en nuestro país”, sostiene Natasha Neri en diálogo con LatAm cinema. Estar más próximos a las personas impactadas por los recientes acontecimientos políticos, y por el agravamiento de la violencia estatal, puede ser “lo que diferencia a algunos de los documentales hechos en las últimas épocas”, piensa la codirectora junto a Lula Carvalho de “Auto de resistencia”, una película sobre los homicidios de la policía contra civiles en Río de Janeiro en casos conocidos como “legítima defensa”. El documental acompaña los caminos que deben recorrer las familias y los activistas para conseguir justicia en un sistema ineficiente, que en estos casos deja al descubierto procedimientos de las fuerzas de seguridad estatales al margen de la legalidad.
“Nada sobre nosotras, sin nosotras”. Así de claro se lo dijo una entrevistada a Susanna Lira durante el rodaje de su primera película. La directora lo incorporó sin más a su trabajo posterior. “Desde entonces mis películas nunca son sobre mujeres, sino con mujeres. Y hay una gran diferencia en todo esto: implica llevar a las protagonistas a decisiones narrativas y encontrar las formas de la película con ellas”. La estética adoptada en “Torre de las doncellas” probablemente sea uno de los mayores distintivos de esta película, que reúne relatos tan fuertes como conmovedores de ex presas políticas durante la última dictadura cívico-militar torturadas en la cárcel de Tiradentes. Las narraciones en primera persona de las protagonistas inquietan por la violencia sobre sus cuerpos a las cuales refieren y por la fisicalidad de la propia propuesta: todas se reencuentran y conversan en una suerte de recreación de la cárcel, hecha por objetos y líneas indicativas sobre el piso.
En el caso de “Auto de resistencia” el componente dialógico entre contenido y forma también se expresa en la intención y en el camino recorrido. “Nuestro documental hace un ejercicio antropológico de relativizar la mirada y poner al espectador al lado de estas madres, junto a quienes filmamos durante dos años y medio mirando a la justicia con sus ojos. Así que la película también es una herramienta de lucha, pues contribuye para rescatar la memoria de los muertos por el Estado en este proceso social de genocidio, legitimado por las instancias burocráticas del sistema judicial”.
La estética de la historia que se narra y de sus protagonistas se permea en la narrativa y en la distribución de “Espero tu (re)vuelta”, el documental de Eliza Capai producido por TVa2. Siempre con los estudiantes como protagonistas y co-narradores, aquí se parte de las protestas del movimiento estudiantil en 2013 en São Paulo contra el cierre de escuelas estaduales y por una mejor educación pública, y se va hasta la elección Jair Bolsonaro como presidente de la República en 2018.
La película tiene un montaje rápido, mucha música, no es lineal y hay una disputa de narrativas entre estudiantes que miran de forma distinta lo que pasó entre 2013 y 2018. “La propia temática del movimiento entra en el documental como estéticas” explica Capai. “Observé que hay una forma muy estética en esa generación de hablar de política y esa preocupación la tuvimos también al hacer la película: poner la propia estética del contenido y de la temática del documental, en el documental mismo” detalla la directora.
La coherencia entre el contenido de la película y la película en sí misma, va más allá de su realización y también se traduce en su financiamiento y distribución. En medio del rodaje surgió la posibilidad de coproducción con GloboNews y Globo Filmes, lo cual aseguraba su emisión en el canal del grupo Globo. Ante la disyuntiva de trabajar con el apoyo financiero de un medio masivo de comunicación, representante del statu quo que los estudiantes enfrentaban, el equipo lo consultó con los estudiantes. Éstos aceptaron el apoyo en el entendido de que tener esa pantalla era una victoria más, era una chance real de ocupar esos espacios y polemizar con los grandes medios de comunicación y sus espectadores, siempre que se respetara la libertad de expresión buscada por Capai.
Hoy no se pueden hacer documentales con incentivo público. Ni siquiera hay concursos públicos abiertos. Ni siquiera tenemos el Ministerio de Cultura.
De forma análoga se pensó la distribución en dos de sus componentes. En primer término se acordó con algunas salas que los estudiantes de los liceos públicos entren gratuitamente a las funciones. Luego del estreno en Brasil a mediados de agosto se sumó un circuito alternativo y comunitario de exhibiciones, una modalidad compartida con “Auto de resistencia” que después de estrenar en 15 capitales brasileñas en junio de 2018 comenzó su “distribución de impacto” en favelas, escuelas, universidades, instituciones del Estado y otros sitios. “Espero tu (re)vuelta” acaba de iniciar este camino mediante Taturana, una distribuidora de películas con foco en el impacto social. Las personas interesadas en organizar una exhibición se contactan con los distribuidores quienes les habilitan un pase con la condición de que la proyección sea pública, gratuita y con debate posterior.
El crecimiento del cine brasileño en general y del documental en particular durante la última década, se ha debido especialmente a los estímulos públicos. Así lo han señalado recientemente en distintos ámbitos diversos integrantes de la industria local a LatAm cinema. Con los cambios en las políticas culturales del gobierno actual, tanto el crecimiento como la libertad de expresión se han visto amenazadas, sostienen las tres directoras entrevistadas. Sin embargo, el tono desafiante y la negación a la resignación se sienten en sus palabras.
Lira está “muy orgullosa” de ser parte de un grupo de cineastas que ha permitido “crecer mucho” al cine político nacional que si bien tiene muchos obstáculos, “enfrentan con valentía las inmensas dificultades de producir en Brasil”. “Consideramos que las cuestiones sociales son muy relevantes para el cine documental y me alegra enormemente que muchas de estas películas hayan recibido reconocimiento internacional”. Con estos tipos de resultados, para Capai resulta evidente que si se observa lo que pasaba con una película brasileña hace 15 años y lo que sucede ahora, se puede comprobar que “ese fomento funcionó muy bien”.
A pesar de los premios internacionales y de los largos recorridos en festivales que este tipo de cine está haciendo, el gobierno de Jair Bolsonaro ha frenado algunas líneas de financiamiento y establecido restricciones para sus otorgamientos según las temáticas que estas películas trabajan. Neri advierte que “vivimos el peor momento del cine brasileño de la era democrática. En verdad, vivimos una dictadura civil de la extrema derecha, que ha destruido nuestras políticas públicas de incentivo al cine, que ha sacado 30% de financiamento para la educación y que apoya a la tortura y los asesinatos en las favelas”.
Los tres filmes aquí analizados han sido financiados por fondos sectoriales del gobierno federal y de sus Estados, una posibilidad que se va perdiendo. “Hoy no se pueden hacer documentales con incentivo público. Ni siquiera hay concursos públicos abiertos. Ni siquiera tenemos el Ministerio de Cultura” denuncia Neri y afirma que para seguir filmando sobre Brasil se tendrá que buscar apoyo internacional.
Su colega Capai coincide con su percepción y diagnóstico. En los últimos dos años “hay una campaña muy grande de criminalización y de poner a la opinión pública en contra de la gente que hace cultura y arte. Hoy existe una campaña muy fuerte afirmando que el cine brasileño es malo porque los artistas hacen únicamente política partidaria y que hacer política es malo”. La cineasta trasciende el hecho de que haya mucha gente empleada en la industria audiovisual y alerta que las actuales políticas “también son un intento de no crear una memoria ni una reflexión de lo que pasa y pasó hoy en día”. “De todas formas, antes que callarme, prefiero el riesgo de una persecución política o no tener plata para mi próxima película, y así seguir con la gente que reflexiona sobre lo que está pasando en Brasil. Claro que ya observamos persecuciones, y ellas no van a parar porque son muy explícitas. Pero justamente por eso hay que seguir documentando, aunque no haya fondos”.
Fotos “Espero tu (re)vuelta": Carol Quintanilha.