• Los nuevos (y no tan nuevos) desafíos del documental mexicano

    “Los ojos del mar” de José Álvarez.

  • Los nuevos (y no tan nuevos) desafíos del documental mexicano

    “Los truenos de San Juan” de Santiago Maza.

  • Los nuevos (y no tan nuevos) desafíos del documental mexicano

    “Cosas que no hacemos” de Bruno Santamaría.

Los nuevos (y no tan nuevos) desafíos del documental mexicano

En México, los involucrados en el género documental suelen coincidir: el aumento de la producción y la diversificación de narrativas durante los últimos años están chocando ahora con las dificultades en la exhibición. Ante esta situación, iniciativas como DocsMX, que se define como una “plataforma permanente de exhibición, formación y creación documental”, son agentes dinamizadores que se han vuelto imprescindibles. Así lo expresaron a LatAm cinema algunos de los directores, productores y programadores mexicanos asistentes a la decimosegunda edición de este certamen celebrado el pasado mes de octubre.

Este año, el 42% de las obras seleccionadas en DocsMX eran mexicanas: 23 largos y 19 cortometrajes, incluyendo seis coproducciones con dos o más países. “Hay que aprovechar el boom actual con realizadores como Tatiana Huezo, que ha ganado dos premios Ariel con sus películas y que viene luchando desde hace mucho tiempo en el mercado, o Everardo González, que además de estrenar en Berlín, viene de años de trabajo acumulado, en base a muchas agallas y perseverancia. A ellos también se le suman las nuevas generaciones de realizadores, que en muchos casos están luchando por sacar adelante sus proyectos prescindiendo de la ficción o de la publicidad. Con todos ellos hay que aprovechar este momento”, explica la situación actual del documental mexicano la coordinadora del Docs Lab, Pamela Rendón.

La responsable del mercado de DocsMX señala que entre las dificultades que enfrentan los proyectos mexicanos se encuentra “el rezago en la búsqueda de financiamiento y de fondos estatales que enfrenta la producción documental respecto a otros géneros. Porque si bien la industria mexicana lanza muchas películas en salas, el 90% de éstas son ficción y a su vez los documentales quedan apenas una a dos semanas en cartelera. Es por eso que festivales y mercados como DocsMX tienen su razón de ser al ayudar a buscarle a los proyectos, desde su desarrollo, más ventanas de exhibición, no solo en la ciudad, sino en otras partes de México y fuera de fronteras”, comenta.

Directores como Everardo González también destacan el valor de espacios como DocsMX o Ambulante, que han ayudado a que “se formen mucho mejores públicos y que los documentales se entiendan de otra forma, dejando de ser un brazo de la sociología o de la historia o de la divulgación científica y el periodismo”. En su análisis el director incluye la libertad narrativa que han ganado los realizadores en los últimos tiempos. “Ahora hay una preocupación por hacer documentales con formas y narrativas más libres en su estructura, y creo que se debe mucho a que crece el volumen de producción. Ello nos nutre y nos enfrenta a otras formas de narrar”. A este hecho le suma el generacional: “Es gente muy joven la que está tomando el género para revolucionar el lenguaje” remató.

Pero los cambios narrativos precisan, a su vez, cambios políticos que modifiquen la estructura de distribución y de exhibición. Para González “la gran tragedia que tenemos en América Latina es que las salas siguen siendo un terreno virgen, medio desértico. Éste es el eslabón que nos falta cubrir. Dependemos muchísimo de los intereses de los monopolios y de las corporaciones, que obviamente no son los nuestros”. Ante la alternativa de otros circuitos además de los comerciales, el realizador advierte que a las redes de salas independientes, culturales o cinematecas aún les falta capacidad para organizarse, como han logrado las europeas o estadounidenses. Ante esto, el director es contundente: “nos falta política”, afima.

La ausencia del Estado ha pasado a ser un tema central del documental mexicano, especialmente por la falta de justicia.

Las dificultades de exhibición son el principal desafío que enfrenta la producción de documentales mexicanos en la actualidad y hay que abrirse más a otras ventanas. Así definió la situación el director y productor Santiago Maza que presentó “Los truenos de San Juan” en la sección competitiva México Ópera Prima. “El reto más importante ahora es sanar la difusión y distribución de todas las producciones actuales. Las plataformas de VoD y la televisión tienen que hacer crecer la vida de los documentales que se muestran en festivales y cines. De lo contrario se nos seguirán limitando muchísimo las audiencias”, apuntó.

Otro de los directores presentes en este DocsMX fue Bruno Santamaría (“Margarita”), que participó en el Docs Lab, donde ganó tres premios con la producción mexicana en desarrollo “Cosas que no hacemos”. Santamaría advirtió acerca de las dificultades en el acceso a la financiación asociado a la exhibición. “Si bien las películas se ven cada vez más, también es cierto que a nivel comercial la apuesta es terrible y es muy difícil generar ganancias en el documental. Entonces hacer la película casi siempre es una inversión a fondo perdido”. Sin embargo destacó que ahora puede ser más fácil programar, ya que los programadores de los festivales mexicanos “empezaron a tener una mirada puesta en el documental y en este sentido creo que hay mucha más visibilidad y en consecuencia algo más de facilidad al momento de producir” acotó el director, que trabaja en su segundo largometraje.

Si bien aclara que últimamente hay más apoyos, fondos y talleres, Santamaría cree que es más fácil levantar un primer proyecto que un segundo, porque hay iniciativas específicas para óperas primas. “Creo que luego para tu segunda película entras en una dinámica terrible de competencia con documentalistas que ya tienen 15 películas encima, lo cual hace que se vuelva difícil ganar los fondos importantes” sostuvo el realizador, quien además es el coordinador del Encuentro Hispanoamericano de Cine y Video Documental de la Escuela Veracruzana de Cine Luis Buñuel.

Respecto a las temáticas, si se observan las selecciones de películas en esta edición del festival o de proyectos en el área de industria, algunos elementos del repertorio son similares: la violencia que vive el país en sus más diversas manifestaciones, las cuestiones vinculadas al género, los problemas que enfrentan las comunidades locales, las migraciones, la población LGTB, el medioambiente o la exclusión social.

Consultados acerca de si sienten que hay tópicos recurrentes en el documentalismo nacional actual, los entrevistados por LatAm cinema en Ciudad de México enumeraron algunas coincidencias. “Sin duda la violencia que proviene del crimen organizado y el narcotráfico dominan la escena documental, pienso que desde el punto de vista de la denuncia es necesario y útil. La corrupción y la pobreza también tienen su lugar, se ramifican entre la educación y el abuso infantil, entre otros temas que se tocan menos y que son variados” apuntó el director y productor de “Los ojos del mar”, José Álvarez, que fue exhibida en la sección competitiva Hecho en México.

“Si hablamos de arcos temáticos, de preocupaciones comunes en estas nuevas generaciones, tal vez podemos observar que cada vez son temas más predominantes los sociales, con una fuerte presencia de la cuestión de género, tanto de las mujeres como de las personas LGTB. Pero también he notado un aumento de las problemáticas medioambientales como tema de trabajo. Y el narcotráfico, obviamente” señaló Rendón.

Para la realizadora Teresa Camou, presente en el Docs Lab con su segundo largometraje “Cruz”, la ausencia del Estado ha pasado a ser un tema central del documental mexicano, especialmente por la falta de justicia. “El gobierno federal está coludido con el narcotráfico. México no lo ha declarado, pero realmente es un país que vive del dinero de la producción de la droga” y éste se ha convertido en uno de los principales ejes de trabajo de ella y de sus colegas.

Sin embargo, para Maza este abanico temático enfrenta a los directores y productores mexicanos ante un  nuevo reto: “Ahora tenemos el desafío de generar interés internacional y nacional en historias que no sólo retraten las caras más ásperas del país. Si bien esas producciones son fundamentales y necesarias, siempre hay que apelar a ensanchar el abanico de la narrativa. De lo contrario nos estancamos en el discurso” advirtió el documentalista.

Ante este panorama, Santamaría acepta que si bien la violencia es un tema recurrente porque “somos un país muy violento, desde siempre, porque hasta la propia construcción del país fue mediante la violencia”, hay que ver que también se trata de pueblos donde “sin embargo hay mucha alegría por vivir”. “Somos gente que busca la alegría de vivir en México, a pesar de la mucha violencia con la que convivimos. Y me parece importante demostrar que a pesar de esto no todo es tristeza, no todo es tempestad, no todo es oscuridad, aunque eso también esté en la vida cotidiana” redondeó el realizador.