La colombiana Mónica Bravo es la directora y protagonista de “Eyja”, una road movie concebida como un trabajo colaborativo, que toma como punto de partida la erupción de un volcán y las propias vivencias de la realizadora, para narrar el viaje que emprenden una madre y su hijo a través de Europa. La Tetera desarrolla este proyecto hecho a pulmón que actualmente busca una contraparte en el viejo continente para asumir su rodaje.
“Desde el inicio este ha sido un proyecto concebido como una creación colectiva en la que todos los miembros del equipo somos inversionistas mayoritarios, asumiendo algunos costos y donando nuestro trabajo. Queremos que el futuro de ‘Eyja’ no dependa de los métodos tradicionales de financiamiento, que por lo general alargan la etapa de producción y finalización de los proyectos cinematográficos”, cuenta la productora Diana Cadavid.
Precisamente, “Eyja” comenzó a tomar forma cuando Bravo notó que el proyecto en el que trabajaba desde hace tiempo estaba muy lejos de ver la luz. “Por eso también responde a un tipo de producción alternativa que nos va a permitir rodar rápidamente y con un equipo pequeño”, subraya.
La película cuenta la historia de Clara, una mujer que se queda atrapada en Frankfurt con su bebé durante la erupción del volcán Eyjafjallajökull, que paralizó el espacio aéreo de Europa en 2010. Clara y su hijo se ven forzados a viajar de Frankfurt a Tallinn por tren y auto. Sospecha que regresa a un matrimonio que empieza a colapsar pero durante el trayecto descubre que quizá tiene la fuerza para sobrevivir a la situación y aceptar las posibilidades que abre.
Con “Eyja”, Bravo aborda los temas que siempre le han interesado: la comunicación, conexión y desconexión de los seres humanos. “En ‘Eyja’ me interesa explorar las maneras que tenemos para salvar las distancias que nos separan de las personas que son importantes en nuestra vida. El viaje que atraviesa la película está contenido en tres fronteras que hacen referencia a esto. La primera es la frontera física, la que separa un país del siguiente, la que involucra pasaportes, agentes fronterizos y papeleos. La segunda frontera es la del idioma y la cultura. La tercera frontera es la de los sentimientos”, detalla.
Actualmente, tras concluir su campaña de crowdfunding para cubrir parte de los gastos de rodaje, el proyecto se encuentra en pleno proceso de búsqueda de coproducción con los países europeos que serán el escenario de filmación: Alemania, Polonia, Letonia, Lituania y Estonia.
Si bien la historia transcurre en Europa, para Bravo no pierde su identidad de película colombiana: “Es la mirada del inmigrante desde la escritura y también desde la realización porque el equipo es colombiano en su mayoría. Y la experiencia del rodaje, que incluye la recreación de este viaje, tendrá ciertamente el sabor y el tono de los extranjeros que saben observar con sensibilidad y afecto lo que es a veces extraño y lejano”.