Más de diez años pasaron desde la tragedia de Cromañon, en la cual murieron cerca de 200 personas como consecuencia de la corrupción y la negligencia. El próximo 23 de julio se estrena en Argentina “La lluvia es también no verte”, documental dirigido por la debutante Mayra Bottero, que aborda el tema desde la parte más humana, a través de las voces de sobrevivientes y familiares de las víctimas.
En diciembre de 2004, el grupo Callejeros cerraba el año con un recital en República Cromañon. Cientos de personas asistieron a un concierto que se vivía como el fútbol, con banderas y bengalas. Pero el escenario violaba todas las normas de seguridad y nadie midió las consecuencias. Una bengala impactó en el techo inflamable del lugar provocando un incendio. El lugar se convirtió en una trampa mortal, sin ventilación y con las puertas de salida bloqueadas. Un total de 194 personas murieron.
“Para mí es una marca generacional, pero en lo más privado me une un lazo muy emocional que es la pérdida de un amigo. Cromañón me marcó el salto a la adultez de forma muy violenta”, cuenta Bottero a LatAm cinema. El vínculo con la tragedia se profundizó cuando conoció a Santiago Morales, sobreviviente de Cromañon y su pareja desde hace siete años.
“Pude ser testigo de lo que ocurre al interior de una familia con una pérdida tan dolorosa (Santiago perdió a su hermana Sofía), y todos los laberintos por los que atraviesan para encontrar justicia. También pude ver cómo ellos se relacionaban con los medios y cuán invasivos pueden ser. Intentamos que la película se despegue del tono televisivo; uno de los retos más grandes fue no reproducir los métodos de comunicación que suele tener el dispositivo televisivo”, explica.
El film se narra en primera persona, y si bien se cuenta con material de archivo y testimonios de sobrevivientes y familiares de las víctimas para hacer un racconto del hecho, se busca generar una reflexión más amplia sobre la búsqueda de justicia y las tragedias evitables.
“Cromañón ha tenido un recorrido inédito como causa judicial, pero los muertos por corrupción son miles y duelen todos por igual. Fuimos descubriendo a lo largo del rodaje que la justicia como concepto es tan inmenso como la fuerza vital que nos constituye y que, por lo tanto, necesita de mucho pensamiento y reflexión”, subraya.
El documental fue realizado con aportes personales, financiación colectiva y el subsidio del INCAA. Con un año de investigación y uno de producción, se lanza de forma independiente en el Centro Cultural Konex y Artecinema. Tras su estreno en salas se liberará para ser visto en redes y plataformas web. “Tenemos gran necesidad de que el documental se vea, el objetivo es más social que de rédito cinematográfico / personal”, concluye.