En la jornada previa a la celebración de la gala de la tercera edición de los Premios Platino, se dieron a conocer los premios del público. Como podía preverse, dos figuras populares se quedaron con las estatuillas en la categoría de interpretación: el argentino Ricardo Darín fue elegido el mejor actor por “Truman” y la española Penélope Cruz fue la mejor actriz por “Ma ma”. Como mejor película, se impuso la guatemalteca “Ixcanul”, que ha logrado conmover internacionalmente y poner en el mapa a una “industria que está naciendo”, como define su director Jayro Bustamante.
“Esta película refleja una particularidad de ciertas comunidades que viven sin acceso y en una pobreza extrema. En Guatemala mucha gente se sorprendió que en el 2016 exista algo así a veinte minutos de la ciudad. Yo tuve la suerte de crecer ahí y de empaparme de esa realidad, y no necesitar hacer ese proceso de despertar porque nací despierto gracias a ellos”, cuenta Bustamante, quien creció en el altiplano guatemalteco, estudió cine Europa y hoy vive a caballo entre su país y París.
“Ixcanul”, máxima nominada a los Premios Platino con ocho candidaturas al igual que “El abrazo de la serpiente”, narra la historia del dilema que enfrenta una joven indígena, quien vive con sus padres en una finca de café, sobre las faldas de un volcán, y tiene un matrimonio arreglado y un férreo deseo de cambiar su destino; pero un embarazo cambiará todo. A través de esta trama, Bustamante aborda diferentes temas, desde la forma de vida de la comunidad que retrata, hasta la maternidad, el tráfico de niños y la cultura patriarcal.
Su estreno mundial en la Berlinale 2015, donde fue la primera película de Guatemala en competir por el Oso de Oro y obtuvo el Premio Alfred Bauer, fue el puntapié inicial de su larga y exitosa carrera internacional, que incluye premios de mejor película en Guadalajara y Cartagena de Indias. Precisamente, ese impacto internacional alimentó el interés nacional.
“Cuando empezamos a promocionar con los pocos medios que teníamos, la gente decía: ‘para qué ir al cine a ver una película como esa si veo tantos indios en la calle’. El racismo es así de básico”, recuerda Bustamante. “En Guatemala, menos del 10% de la gente tiene acceso a las salas de cine. Y ese 10% ve grandes películas de las majors. Yo no estoy en contra de eso, para mí la variedad es lo más importante. Producir una película es muy duro, pero distribuirla es aún peor. Nosotros hicimos un fuerte trabajo gracias a un premio que ganamos y el apoyo de diversas instituciones no gubernamentales y ONGs para llevar la película a comunidades súper lejanas. Organizamos cines foro con gente que conoce de lo que la película habla, para que no solo se vuelva una experiencia porque incluso en las comunidades la gente sigue defendiendo ciertas prácticas bajo la bandera de tradiciones culturales o la cosmovisión maya”, detalla.
La película ha sido también un nuevo paso en el avance de la industria guatemalteca, que considera Bustamante está comenzando a quitarse temores heredados. “Los guatemaltecos, por la historia de guerra tan terrible que ha tenido, heredamos lo peor que hay después de una guerra, que es el miedo. El miedo que te lleva al silencio, que te lleva a la invisibilidad, que te lleva al escondite. Desde hace un tiempo, Guatemala está tratando de contar las historias que han pasado y el cine es uno de esos lenguajes”, reflexiona Bustamante, quien también destaca la profesionalización del sector audiovisual. “Cuando yo me fui a estudiar cine en Europa, hacer una película en Guatemala era súper difícil porque había que llevar a toda la gente. Hoy en día ya hay gente formada. Los pasos han sido enormes para nosotros y súper chiquitos para una industria que está naciendo. El talento está, las historias están y el miedo se está evaporando. Creo que tenemos un montón de cosas que decir”, sostiene.
Actualmente, Bustamante trabaja en su nueva película, “Temblores”. “Vamos a adentrarnos en el tema de la paternidad para ver esta otra cara de la maternidad que vimos en ‘Ixcanul’. Trata sobre lo que los padres hacen por los hijos. Vamos a contar una Guatemala que es urbana completamente; una Guatemala clase media alta, en una sociedad que tiene dos limitantes de ser conservadora y castrante”, adelanta.